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Lunes, 24 noviembre 2014 00:00

“Ha llegado la vida, anúnciala, constrúyela” afirma el Arzobispo de Madrid Featured

“Ha llegado la vida, anúnciala, constrúyela” afirma el Arzobispo de Madrid

El pasado sábado por la tarde, el Arzobispo de Madrid, Mons. Carlos Osoro Sierra, visitó la Iglesia de Nuestra Señora, de la urbanización Fuente del Fresno, donde celebró la Eucaristía e impartió el sacramento de la confirmación a un grupo de 11 jóvenes. En la Misa concelebraron el párroco, Javier Sánchez-Cervera, y sacerdotes de la zona.

Mons. Osoro comenzó su homilía explicando que "la Palabra que el Señor hoy nos ha regalado en este día de Cristo Rey es una palabra especialmente importante, una Palabra que alcanza nuestra corazón. Todas las lecturas que acabamos de escuchar se podrían resumir en esta expresión: Ha llegado la vida, anúnciala, constrúyela”.

“¡Ha llegado la vida!, dijo. El Señor quiere que nos fiemos de él. Él nos conduce, nos da fuerza, nos guía, nos lleva por senderos seguros, nos prepara una mesa para que nunca nos falte nada y nos unge. El Señor nos da su vida”. “Hoy nos dice: Mirad, ha llegado la vida”, prosiguió. “Lo habéis escuchado en la lectura segunda de la Carta a los Corintios. Cristo resucitó de entre los muertos, el primero de todos. Nosotros esta tarde no estamos reunidos en nombre de un hombre, por muy famoso que fuera, que vivió hace 22 siglos, un famoso que pudo vivir en esta historia y que quizá hizo cosas extraordinarias. No. Hoy nos reunimos aquí porque Cristo ha resucitado. Cristo, el Dios que se ha hecho hombre, ha vencido a la muerte y ha salido triunfante de ese agujero terrible que siempre amenaza la existencia del hombre. Lo ha vencido y se ha hecho el primero de todos nosotros”.

“El Señor nos dice: ¡Anunciadla! Si ha llegado la vida, anunciadla. El Señor se presenta como ese Pastor que busca a sus ovejas, que sigue el rastro y las huellas de las ovejas, las libra de todo mal y cuando se desperdigan va en busca de ellas, cura a las que están heridas”, añadió. “Hermanos, nosotros no estamos aquí por casualidad, es el Señor el que nos ha traído aquí, es Él el que cura, salva, orienta y nos marca la dirección y el camino, el que nos dice quiénes somos. Por eso es cierto lo que os decía, ‘ha llegado la vida’, pero ahora se trata de anunciarla. ¡Anunciadla! Digámoselo a todos los hombres que encontremos. Y vivamos de tal manera que sintamos de verdad que el Señor es nuestro Pastor, que nos guía, que nos busca, que nunca nos deja solos, que nos alimenta, que nos reúne en torno a su mesa, no para darnos cualquier comida sino para darse a sí mismo: Él se nos da a sí, Él nos regala su vida y quiere que seamos rostro suyo en medio de este mundo y en medio de esta historia”, aseguró.

“Pero el Señor nos dice más: ¡Construidla! Lo habéis escuchado en el Evangelio que acabamos de proclamar. ¿Cómo podemos construirla? ¿Cómo poder hacer verdad la vida del Señor en esta historia y en este mundo? ¿Cómo aproximar su Reino, al Rey, a esta tierra, a esta historia? ¿Cómo? Por supuesto identificándonos con Él, siendo de verdad imágenes del Señor. El Antiguo Testamento nos decía que somos imágenes del Señor, pero en el Nuevo Testamento se nos dice cómo es esa imagen: Dios es amor. Construidla”. Y se construye “dando a los demás el rostro verdadero que tienen de imágenes de Dios. Haciendo posible que los demás se enteren por nosotros de que les tratamos de alguna manera como Dios mismo les trata. ¿No habéis visto el Evangelio de hoy? Cuando el Señor, al finalizar la comida, al finalizar el mundo, nos diga: “Venid vosotros benditos de mi Padre, tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber…”, es decir, os comportasteis con los demás, con todos los que os encontrasteis por el camino, como Dios mismo lo hace con cada uno de vosotros, fuisteis de verdad pastores reales de los demás porque fuisteis capaces de conducirlos, de guiarles, darles la justicia, estar con ellos, prepararles la mesa y alimentarles. De darles y regalarles la bondad y la misericordia de Dios, y aproximárselos con la propia vida”.

“La Palabra de Dios que acabamos de escuchar tiene una actualidad. Hace falta tener una experiencia, la experiencia de que llegó la vida, y esto hay que anunciarlo y construirlo. A todos se nos llama a construir esta nueva ciudad. Los cristianos debemos estar dispuestos a hacerlo”, concluyó.

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