En la parroquia de Nuestra Señora de la Misericordia, en Vallecas, se ha celebrado el encuentro de fin de curso de los voluntarios de la Vicaría IV de Cáritas Madrid, al que asistieron unas 100 personas.
El acto comenzó con el canto de «Ubi Cáritas» por parte de todos los presentes y con unas cariñosas palabras de bienvenida del vicario episcopal de Vicaría IV, Juan Carlos Merino Corral, que dijo que el Señor nos quiere tanto que nos concede el regalo de poder ser voluntarios de Cáritas, instrumentos suyos para ayudar a los más pobres y necesitados.
Seguidamente, tomó la palabra Rufino García Antón, párroco de San Eulogio y sacerdote coordinador de Vicaria, que en septiembre dejará la parroquia para tomar posesión de su nuevo cargo como delegado episcopal de Migraciones.
Los presentes rezaron la oración «Gracias Señor» y Rufino comenzó su reflexión dando gracias a todos, especialmente a los voluntarios de Cáritas, con quienes, en sus palabras, «ha sido de verdad fácil trabajar». Subrayó Rufino que había recibido más de lo que había dado y que en adelante seguirá prestando servicio a los demás desde su nuevo destino.
Habló Rufino de la misericordia, actitud troncal, transversal, que debe regir todas las demás acciones e invitó a todos a tener una actitud misericordiosa con los demás y con nosotros mismos, igual que Dios es misericordioso con nosotros. Mencionó al papa Francisco, para quien la misericordia es la actitud fundamental que habita en el corazón de cada persona.
Continuó diciendo que debíamos tener una mirada agradecida hacia Dios por las veces que ha sido bueno y misericordioso con nosotros, por querernos más allá de nuestras propias capacidades y méritos. También debemos tener una mirada agradecida hacia las personas que han sido comprensivas con nosotros, que nos han perdonado. Y, finalmente también tenemos que mirar agradecidamente a las personas a las que hemos acogido o ayudado con el apoyo de Dios. Rufino leyó la lectura del evangelio de la oveja descarriada, en la que se dice que «habrá más alegría en el cielo por un pecador arrepentido que por 99 justos que no necesitan arrepentirse». Esta parábola es una llamada a cambiar.
Luego hubo unos minutos de reflexión en silencio, tras los que intervinieron espontáneamente voluntarios de Cáritas para dar gracias a Dios por diferentes motivos.
Una voluntaria dio las gracias a Dios por todas las personas que ha puesto en su camino, por todas las veces que se ha sentido acogida y por haber podido y sabido ayudar también ella a los demás; otra mujer que colabora en la acogida los viernes dijo que era un regalo y que las personas que se acercaban a pedir ayuda tenían un valor impresionante; otra persona, además de dar gracias a Dios por todo, pidió perdón por no haber tenido a veces la suficiente paciencia o gestos de misericordia y ternura con los demás.
A los muchos testimonios de sincero agradecimiento, se sumó Pedro, Director de la Vicaría IV, que agradeció a Dios el poder trabajar con unos voluntarios tan maravillosos y generosos.
También Toñi, Subdirectora de la Vicaría IV tuvo palabras de agradecimiento para los voluntarios, «héroes y heroínas de nuestra sociedad», cuya generosa y eficiente contribución es la columna vertebral de Cáritas. Leyó un bonito poema, ‘Loor a los voluntarios de Cáritas’, escrito por ella para la ocasión, y dijo sentirse muy orgullosa de los voluntarios.
Terminó Rufino diciendo que es una maravilla que tengamos tantos motivos de agradecimiento y dando las gracias a todos los equipos con los que ha trabajado, a los de antes y a los de ahora, que siempre han tenido un gran espíritu de trabajo y una generosidad extraordinaria.