El centro Tagaste de Los Negrales (Villalba de Guadarrama), sede del Centro Teológico San Agustín (CTSA), el pasado 14 de junio celebró el cierre del curso, en el que 11 alumnos, al concluir sus estudios teológicos, recibieron la orla y la beca, y se despidió a un profesor jubilado, al que se reconoció su labor docente durante doce años de impartir clase en el centro.
Los actos con que se clausura cada curso académico en el CTSA son similares, pero cada año se viven con nueva ilusión, principalmente los alumnos que terminan el ciclo teológico y esperan dedicarse a nuevas actividades en diferentes lugares en que están establecidas las dos Órdenes: la de San Agustín y la de Agustinos Recoletos.
El primer acto de la clausura fue la evaluación final tanto de los alumnos de filosofía como de teología, en la que estuvieron presentes todo el profesorado y la presidió el director del centro, el agustino Enrique Somavilla. Le siguió el claustro académico, en el que, después del saludo y algunas consideraciones del director, se leyó el acta –que se aprobó por unanimidad–; se dio a conocer el calendario del curso 2017-2018; se anunció como tema de las XX Jornadas Agustinianas para el 2018 «El discernimiento y el acompañamiento»; Enrique Somavilla informó también con cierto detalle del «Programa de Extensión Universitaria» que están llevando a cabo profesores del CTSA en la parroquia de San Manuel y San Benito y en el colegio San Agustín (ambos en Madrid) y en la parroquia de Nuestra Señora del Carmen, en Los Negrales, con fervoroso aplauso de la Universidad de Salamanca. Terminó el claustro con algunos avisos por parte de Secretaría y Administración del centro.
Para el acto académico que tuvo lugar a continuación, se trasladó el equipo docente, el alumnado y el patronato del CTSA al salón de actos del cercano colegio San Agustín. Enrique Somavilla dirigió nuevamente la palabra al auditorio, hizo mención expresa de cada uno de los alumnos que terminaban el ciclo teológico institucional y, por tanto, obtenían la graduación, y aludió también al profesor de filosofía, Marciano Santervás, agustino recoleto, que se jubilaba y dejaba la docencia en el CTSA después de doce años de ejercicio.
Dentro del mismo acto, uno de los teólogos graduado, el agustino Jorge Luis Arcia, en nombre de los once graduados (seis agustinos y cinco agustinos recoletos), pronunció un bien compuesto discurso en un tono firme y persuasivo. También Marciano, ante la invitación del director y la petición de parte de los alumnos, dirigió al respetable unas palabras de agradecimiento, y aludiendo al simbolismo de doce años de docencia, doce puertas, doce apóstoles del final del Apocalipsis, terminó con la plegaria «Ven, Señor Jesús», sobre el CTSA.
Llegó el momento más emotivo de la celebración: la imposición de las becas y la entrega de la orla a cada uno de los graduados, que Enrique Somavilla fue imponiendo ordenadamente, comenzando por el profesor jubilado. Tras la investidura, el abrazo correspondiente, a modo de rúbrica, y las fotos, testigos mudos de cada caso.
Al haber tiempo antes de la celebración de la Misa, un grupo de agustinas de vida contemplativa, que estaba en el centro Tagaste en una semana de formación, animó la espera con cantos de ritmos variados y letra, en unos casos de temática religiosa, en otros, folklórica.
A las 13:00 horas comenzó la celebración eucarística concelebrada por 25 sacerdotes y presidida por Agustín Alcalde, prior provincial de la provincia agustina de España, quien también pronunció la homilía. Los profesos agustinos se encargaron de los cantos litúrgicos. Sobrepasadas las 14:00 horas, todos volvieron al centro Tagaste para compartir la comida y departir fraternalmente.