Leemos en el evangelio de Lucas: «Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David, para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta. Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada».
Después de los Evangelios, el testimonio más antiguo del lugar del nacimiento de Jesús (hacia la mitad del s. II) es del filósofo y mártir Justino, oriundo de Flavio Neapolis, hoy Nablus, en Palestina: «En el momento del nacimiento del Niño en Belén, como no tenía a dónde ir en aquel pueblo, José se paró en una gruta cercana y mientras estaban allí, María dio a luz a Cristo y lo puso en un pesebre, donde los Magos que venían de Arabia lo encontraron». En particular, la mención de la gruta como habitación de fortuna va reconocida como un eco de la viva tradición local, atestiguada también en el antiquísimo apócrifo, llamado Protoevangelio de Santiago (s. II), repetida por Orígenes (s. III) y que está en la base de una historia sucesiva del santuario de Belén.
Esta misma Gruta fue circundada de las magníficas construcciones del emperador Constantino y su madre Elena no mucho después del año 325 d. C., como nos narra el historiador Eusebio de Cesarea, contemporáneo de los hechos.
En el siglo VI, el edificio sufrió un incendio y luego fue reconstruido bajo el imperio de Justiniano; es el que está todavía hoy. Según la tradición, en el año 614 la basílica fue salvada de la destrucción de los persas gracias a la presencia, en la fachada del templo, de la representación de los Reyes Magos con la vestimenta tradicional de la nación persa. Excavaciones hechas en los años 1934-35 sacaron a la luz restos de mosaicos del suelo de la basílica de Constantino: algunos son visibles tanto en la nave central como en el transepto de la Basílica.
En el año 2013 comenzó la restauración de la Basílica de la Natividad, proyecto emprendido por la Autoridad Palestina y sostenido por las tres Iglesias (católica, ortodoxa griega y armenia). Gracias a este trabajo están volviendo a emerger las maravillas del pasado, que han sido escondidas por el paso del tiempo. Entre las maravillas que han sido redescubiertas figuran una serie de mosaicos y obras de un extraordinario valor artístico e histórico.
Sobre los misterios que guarda la Basílica de la Natividad (especialmente la Gruta), su significado y simbología disertará la profesora Cayetana Hedi Johnson, arqueóloga y biblista, en la Sala Liguori de la parroquia del Santísimo Redentor (c/ Félix Boix, 13), el lunes 4 de diciembre, a las 20:00 horas.