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Martes, 09 mayo 2017 10:01

Más de 600 chicos de Pouytenga, en Burkina Faso, se benefician de la ayuda de la diócesis

Proyecto del Mes Manos Unidas Burkina Faso

Manos Unidas ha financiado el proyecto de ampliación de la escuela de Secundaria en la población de Pouytenga. Está situada al sudeste de Burkina Faso, cerca de la frontera de Togo, en África Occidental. Sus habitantes se dedican al pequeño comercio y a la agricultura con escasos rendimientos, así como a pequeñas actividades ganaderas. 

La etnia predominante es la mossi, «cuyas tradiciones son claramente discriminatorias para la mujer en todos los ámbitos de la vida», como señala Carmen Levenfeld, una de las responsables de los proyectos de Manos Unidas en Burkina Faso. «Las familias son numerosas, con una media de seis hijos, donde la tasa de escolarización es muy baja». Primaria, señala la responsable, «está situada en torno al 67 %, con un aumento considerable de escolarización por parte de niñas; en Secundaria, esta tasa baja hasta un 30% (en el caso de las chicas es inferior). Esta diferencia entre chicos y chicas se debe a que muchas de ellas abandonan los estudios obligadas por sus padres para ayudar en los trabajos más duros del hogar o del campo, y en muchos casos entregadas a matrimonios forzados a edades tempranas», asevera Carmen.

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Enseñanza católica

Atendiendo la petición de los habitantes de un barrio de Pouytenga, la diócesis de Koupela abrió en el año 2010 una escuela de Secundaria, cuya gestión se encomendó a la congregación de Hermanas de la Inmaculada Concepción de Castres, de origen francés. Los padres de alumnos cedieron un terreno que se encuentra situado en medio de un barrio, rodeado de viviendas. 

Carmen Levenfeld recuerda que, gracias un préstamo sin intereses de los parroquianos, «se construyó la planta baja del colegio que alberga cuatro aulas, al que han añadido una segunda planta, y otro edificio destinado a la administración en el que han instalado también la enfermería y una pequeña sala de informática con algunos ordenadores, pero en condiciones muy precarias». La enseñanza católica, continúa, «es la más demandada por la población, ya que es la que ofrece más calidad, y todos los años deben rechazar solicitudes por falta de plazas. Las Hermanas de la Inmaculada Concepción de Castres nos explican que, también, realizan una discriminación positiva a favor de las chicas que quieren estudiar porque saben las dificultades a las que se enfrentan y las apoyan para que reciban educación y así puedan aspirar a un futuro mejor».

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Colaboración Vicaría I 

Por ello, «las hermanas se dirigieron a Manos Unidas para solicitar la colaboración en la construcción del primer piso del edificio con las cuatro aulas necesarias para poder completar el ciclo de Secundaria y ofrecer, también, Bachillerato». 

Existía, además, una necesidad urgente de vallar el centro, ya que está en medio de las casas del barrio, así como la construcción de otro bloque de letrinas. Las que tenían no eran suficientes para el número de alumnos que van a la escuela.

También solicitaban ayuda para el equipamiento de tres de las nuevas aulas y de una de las ya construidas, así como de un nuevo edificio que albergue la biblioteca y la sala de informática. El número de beneficiarios directos es de 600 alumnos.

 Este proyecto ha contado con la colaboración de las parroquias (30.037 euros) y colegios (1.230 euros) de la Vicaría I de la diócesis de Madrid.