«Dios está con nosotros, en medio de nosotros y cuenta con nosotros para tomar rostro». Hay que decirle sí como hizo la Virgen María, una «mujer excepcional» que «cambió la dirección de la historia». Así lo subrayó el cardenal Osoro el sábado pasado, día de la Natividad de la Virgen y tradicional fiesta de la Real Esclavitud de Santa María la Real de la Almudena.

Ante los representantes de 142 hermandades y cofradías de todos los rincones de la archidiócesis invitadas por la Real Esclavitud y centenares de fieles, el arzobispo de Madrid incidió en que la imagen de la patrona de Madrid «tiene en sus brazos al niño pero lo tiene como si nos lo estuviese dando, regalando, como si nos dijese: “Tomad, vivid de Él, por Él”».

Aludiendo al ejemplo de una diócesis asiática en la que niños de 6 u 8 se habían convertido en «misioneros» al ir a dar abrazos a residencias de ancianos, el cardenal Osoro invitó a los presentes a mostrar a los hombres y mujeres de su entorno «la cercanía de Dios». «Este mundo necesita descubrir el humanismo cristiano, el humanismo verdad, que mira a todos los hombres como hermanos», aseveró.

Durante la celebración, el purpurado bendijo e impuso las medallas de honor que, cada año, la Real Esclavitud concede a aquellas personas que se han distinguido «por su amor, devoción y desvelos por cuidar y dar a conocer a Nuestra Madre y Patrona».

En esta ocasión la recibieron los canónigos José Luis Huescar y Juan Fernández; el rector del Seminario Conciliar, José Antonio Álvarez; el coro de la catedral; el director de Medios del Arzobispado, Rodrigo Pinedo; el matrimonio formado por Fernando Gortazar y Carla Díez de Rivera; la embajadora de Polonia, Marzenna Adamczyk; el director general de Acuartelamientos y comandante militar de Madrid, Juan Luis Cebrián, y su mujer; la presentadora de Telemadrid Inmaculada Galván, que condujo el especial La catedral del cielo; los Reales Tercios de España, y los esclavos más veteranos de la congregación.