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Miércoles, 19 septiembre 2018 11:54

Cardenal Osoro: «La visita pastoral siempre es un momento singular de la vida de la Iglesia»

Cardenal Osoro: «La visita pastoral siempre es un momento singular de la vida de la Iglesia»

En la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, el viernes 14 de septiembre, el cardenal Carlos Osoro, arzobispo de Madrid, inauguró la visita pastoral a la Vicaría VIII. Lo hizo con una solemne celebración de la Eucaristía en Santa María Micaela y San Enrique en la que concelebraron monseñor Juan Antonio Martínez Camino, SJ, obispo auxiliar de Madrid; el padre Ángel Camino Lamelas, OSA, vicario episcopal de la zona; el vicario judicial; el vicario de la Salud Integral, y los arciprestes y sacerdotes de la zona. A la ceremonia asistieron numerosos fieles de las parroquias de la vicaría, miembros de la vida consagrada, de los distintos consejos de pastoral y economía, catequistas, agentes de pastoral, voluntarios de Cáritas, pastoral de la salud, grupos, movimientos, colegios…

En su homilía, el purpurado evocó el salmo 77, No olvidéis las acciones del Señor, para explicar que «esto es precisamente lo que nosotros queremos intentar hacer también en esta visita pastoral», «afirmar y mostrar que el Señor no se olvida de nadie. No se olvida de nosotros, que somos cristianos y que tenemos la misión de anunciar el Evangelio, y de decir a los hombres, a todos los hombres, con nuestra propia vida y también con nuestras propias palabras, quién es nuestro Señor Jesucristo. Pero también tenemos la misión de ser cada día cristianos, con más soltura, con más fidelidad».

«Una Iglesia que sale al encuentro, que no se asusta ante los cambios»

A continuación, presentó tres ideas para la reflexión. En primer lugar, diseñó «el marco» en el que se debe situar la visita pastoral. Porque es el marco «de unos hombres y mujeres que formamos parte de la Iglesia, que sentimos la alegría de que esta Iglesia puede renovar. No solamente la vida personal, sino la vida colectiva se puede renovar y cambiar, porque la alegría del Evangelio viene también de la alegría de hacerlo presente» y «de darlo a conocer». Confesó que estamos en un «marco misionero», porque «incluso la gente que vive a nuestro alrededor, en nuestra propia escalera, son personas diferentes, que necesitan también que se les anuncie el Evangelio, no solamente con palabras, sino con nuestra propia vida» Y «esto no se puede hacer sin la alegría que se renueva permanentemente en el encuentro con nuestro Señor», en el que «nosotros recibimos lo más grande que un ser humano puede recibir», que es saber que «el Dios en quien creemos no es un Dios que se desentiende de nosotros, es un Dios que nos ama». Además, el marco de la visita pastoral «tiene que ser el que nos propone ya hace muchos años el Concilio Vaticano II», el «de una Iglesia que sale al encuentro de los hombres, que no ve solamente las dificultades, que no se asusta ante los cambios que existen».

En segundo lugar, planteó el modo de que los cristianos hagan de este mundo un cielo, asegurando que «necesitamos también una conversión». «Si la situación ha cambiado, tendremos que salir de otras maneras», apuntó. «La versión de nuestra presencia como Iglesia en medio del mundo tiene que cambiar también, porque tiene que responder a las situaciones reales de los hombres», aseguró. Por ello, exhortó a los presentes a ser «miembros de una Iglesia madre». «Pensemos junto a María cómo es un discípulo, lleno de Dios como ella», que sale como ella, «cantando un cántico nuevo, proclamando la grandeza de Dios». «Hagamos la visita pastoral, prosiguió, en el marco también existencial que nos regala la Evangelii Gaudium. Una Iglesia que sale. Que sale convertida. Que se encuentra con Cristo. Una Iglesia que siente la alegría de anunciar el Evangelio». E invitó a situarse en el marco «de una Iglesia de corazón abierto».

En tercer lugar, apuntó las armas que se van a utilizar en la visita pastoral para transformar la vida y la historia, que son «las que nos dio el Señor para transformar la vida y la historia»: Cristo en el centro, usando las armas de la fe y el amor, viviendo en esperanza. Exhortó a todos los presentes a tener «el arciprestazgo como esa unidad pastoral desde la que programamos, diseñamos, nos vemos». Todo ello, para «llegar a más gente», saliendo «todos juntos» a «anunciar a Jesucristo». Insistió en la necesidad de ver «cómo podemos trabajar juntos en la catequesis, en el mundo de los jóvenes, en el mundo de los ancianos, en las familias, la iglesia doméstica, la iglesia doméstica…». Recordó que «la visita pastoral siempre es un momento singular de la vida de la Iglesia: es el pastor que se acerca. Y somos cristianos que se pastorean los unos a los otros, y vamos descubriendo entre todos cómo tenemos que caminar, hacia dónde tenemos que apuntar, cuáles son aquellas actividades y acciones que tenemos que desarrollar más». «Sintamos que la comunión no es una palabra», invitó. «La comunión en la Iglesia no es una palabra. Ha de ser una realidad, que se expresa, que se contagia, que se dice, que se manifiesta…». Pero «no hay misión sin comunión». «Comunión y misión van unidas, y poderlo expresar en el arciprestazgo es una gracia del Señor», aseguró.

Concluyó manifestando su deseo de «que hagamos visible y posible esta Palabra de Dios que hemos proclamado».

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