El día 10 de noviembre de 1948 tuvo lugar en la Plaza de la Armería de Madrid la solemne coronación de la Virgen de la Almudena. El acto se celebró ante un inmenso gentío que, desbordando el espacio de la Plaza, ocupaba, además de ésta, la calle de Bailén, plaza de Oriente y calles adyacentes. Asistieron las máximas autoridades eclesiásticas, militares y civiles, así como el Ayuntamiento de Madrid en pleno y representaciones extranjeras, presididas por el Nuncio de Su Santidad.
En un templete de la Plaza se encontraba la Imagen de Nuestra Señora, trasladada la noche anterior desde la catedral de San Isidro. El acto comenzó con la ofrenda a la Virgen de un banderín enviado por los obreros católicos argentinos, leyéndose seguidamente el Breve Pontificio de coronación por el Prefecto de Ceremonias de la catedral. A continuación fueron depositadas en el Altar las Coronas de la Virgen y el Niño, así como la aureola de la Virgen. El entonces obispo de Madrid-Alcalá, doctor Eijo y Garay procedió a la bendición de las joyas y acto seguido coronó en primer lugar al Niño y a continuación a la Imagen de la Almudena, mientras se disparaban las salvas de ordenanza y todas las Iglesias de Madrid lanzaban al vuelo sus campanas.
Concluida la ceremonia, el prelado leyó la oración final de la coronación, celebrando después la Misa.
Ese mismo día, a las 5 de la tarde, la Imagen de la Almudena regresó a la Iglesia catedral de San Isidro (c/Toledo, 37) acompañada en procesión por la Plaza de Oriente, calle Arenal, Puerta del Sol, calle Mayor y Plaza Mayor, en donde se cantó una Salve por la Schola Cantorum del Seminario de Madrid, previo al saludo a su entrada en la Plaza con el Himno Nacional, interpretado por las Bandas Municipal y Militar. Durante el recorrido llovieron flores y pétalos de rosa desde los balcones sobre la Imagen.