25 aniversario de la catedral

Jueves, 13 septiembre 2018 09:36

Veneración a Santa María la Real de la Almudena

Veneración a Santa María la Real de la Almudena

¡Santa María la Real de la Almudena, ruega por nosotros!

¿Cuántas veces hemos repetido esta jaculatoria? Pero, ¿qué sabemos acerca del origen de este nombre?

En verdad, no tenemos datos sobre el momento concreto en que empezó a llamarse a la imagen de Santa María con la advocación de Almudena. Según la tradición más firme, el calificativo de Almudena procede del lugar donde fue encontrada la imagen por el rey Alfonso VI en 1085. Además, según Oliver Asín, la palabra «Almudena» procede del término árabe almudayna, que significa «ciudadela, recinto cerrado». Haciendo relación, por tanto, al sitio donde se hallaba la antigua Iglesia de Santa María, es decir, en el interior del recinto de la almudayna, y cerca del lugar donde se descubrió.

Posteriormente, durante los siglos XVI y XVII, tanto grandes literatos españoles (Lope de Vega o Calderón de la Barca) como cronistas e historiadores de Madrid (López de Hoyos, Quintana o Vera Tassis) ahondaron en el significado del vocablo «Almudena», ofreciendo explicaciones diversas.

López de Hoyos lo relaciona con el término almut que quiere decir «medida», que existía en la puerta de la Vega. Quintana, sin embargo, cree que es porque donde se encontró la imagen, en la muralla, «arrimaba una casa a quien los árabes llamaban Almudena, que en nuestro español es lo mismo que alhondigoa o alholi, donde tenían trigo para la provisión del lugar, derivando el nombre de ella en los almudes con que lo medían».

Y Vera Tassis hace un juego con la palabra, dividiendo sus sílabas: Al=Alma (virgen en hebreo), Mu=Mulier o mujer, De=Deus o Dei, Na=Natus. Y así formar la frase: Dios nacido de mujer virgen.

Y en una placa de bronce de 1616, que estaba en el pórtico de Santa María, y actualmente en el Museo de la Catedral, se puede leer entre sus versos dichas versiones:

«Estaba el muro pegado
a la casa de Hal-Holí
donde el trigo está guardado,
que os respetó el trigo allí,
porque el del cielo habéis dado.
Como el trigo que vendía
la gente de Dios ajena,
como almudes lo medía,
de virgen de la Almudena
os dieron nombre, María».

Durante el Barroco se divulgaron numerosos grabados e imágenes relativos a la historia y milagros de Santa María la Real de la Almudena, en los cuales lo real y lo legendario quedaban en ocasiones mezclados, pero siempre con la intención de fomentar el cariño y la devoción popular a la Virgen de la Almudena. A este parecer corresponden los dos cuadros del siglo XVII que se conservan en la catedral y que pertenecieron a la antigua iglesia de Santa María.

En uno de ellos se representa el llamado «milagro del trigo». El mismo Vera Tassis en su obra, Historia del origen, invención y milagros de la sagrada imagen de nuestra señora de la Almudena: antigüedades y excelencias de Madrid... (Libro II, capítulo XVI) recoge el relato titulado: «Socorre a Madrid su celestial Patrona en otro cerco de moros, abasteciendo la Villa con el milagroso trigo de su Iglesia».

Se refiere aquí al hecho acaecido en el reinado de Alfonso IX, cuando los musulmanes intentaron reconquistar Madrid asediándola y restringiendo el paso de alimentos. Sin embargo, los madrileños en seguida comenzaron a implorar a la Virgen de la Almudena, y milagrosamente, de un depósito de cereal oculto en el templo, donde jugaban unos muchachos, comenzó a salir trigo para alegría de todo el pueblo.

En el lienzo destaca la capilla de la Virgen, abierta en su frente para poder ver su imagen, entre los que aparecen los niños que encuentran el trigo. Asimismo, la ciudad aparece como un gran recinto amurallado, y a la altura de la que sería la Puerta de la Vega aparecen las tropas castellanas que se niegan a entregarse ante el invasor, que finalmente abandonó su intento.  Por último, en el texto de la cartela que ocupa la parte inferior del cuadro se narra este milagro de la Patrona con gran detalle:

«Despves qve en la perdida de España el sr rei, don alfonso el sesto restavro a madrid, de los moros la prodigiosa imajen, de nvestra señora del alm(u)/dena. Fve allada, milagrosamente, un cvbo de svs murallas, i colocada en esta iglesia. Mvrio en toledo, el año de milciento i nueve, por cvia mverte hai rey de landalvcia con vn / poderoso ejercito, pvso cerco, a esta villa. I estando, para rendirsela, por falta de bastimentos, los vecinos della, teemerosos de venir segvnda bez a ser esclavos, del moro /acvdieron por remedio a esta milagrosa, imajen, svplicandola, se doliese, de svs pres€entes male,s i fvtvros daños. I andando vnos mvchachos, jugando en la iglesia, hicieron vn agvjero, en vn pilar por donde enpezo a salir trigo, i admirados, de tan, notable prodigio, abrieron la pared, donde allaron, milagrosamente, tan grande cantidad, qve el lvgar se abastecio. I el moro lebanto el cerco, viendo qve le arojaban rgo i qve no ia podrían rendir por abre, dan los fieles gracias a esta soberana señora qve tan milagrosamente les libro de tan forzoso Riesco, i penosa serbidvmbre».

Así, la Virgen de la Almudena es «medida», «cerco», «granero» y «aparición milagrosa» que libra y da consuelo a todos los habitantes de este querido y viejo Madrid.

Puede consultar la serie completa de Una mirada a la historia en la web del Año Jubilar Mariano.

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