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Miércoles, 03 septiembre 2014 02:00

El cardenal Poli exhortó a cuidar la vida y trabajar por la paz

El arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Mario Aurelio Poli, exhortó a cuidar la vida y trabajar por la paz parafraseando el lema de las fiestas patronales en honor de San Ramón Nonato, a cuyo santuario en el barrio porteño de Monte Castro acudieron este domingo miles de personas, en especial embarazadas o parejas con intenciones de tener un hijo o adoptarlo.

“Todo es un círculo muy virtuoso en la vida cristiana, si hacemos una gauchada a alguien, la gauchada vuelve. Como dice una canción: todo vuelve. Todo vuelve.
Así que le pedimos a San Ramón, que es el que apuesta por la vida, que nos conceda esta gracia”, subrayó en la homilía de la Misa de las Familias.

El purpurado instó también a pedir a Dios que “nuestro corazón desarraigue todo sentimiento egoísta, porque el egoísmo nos hace muy tristes, muy pobres. Tener los sentimientos de Jesús, pasar por esta vida haciendo el bien, tan sencillo como eso. ¿Quién es un cristiano? ¿Quién es una cristiana? Y, pasa por esta vida haciendo el bien, sin mirar a quién. Y luego, le pedimos a San Ramón trabajar por la paz. Está claro que Buenos Aires, el Gran Buenos Aires, la Argentina, están enfermos de violencia, aunque no le guste la expresión a algunos”.

“Estamos enfermos de violencia, todos. Y la violencia tiene sus costos, terribles. Aparece de vez en cuando, le llamamos indefensión, le llamamos falta de seguridad, tiene muchos nombres. Pero ¿Saben cuál es el origen? El corazón de cada uno de nosotros. La violencia no viene de afuera. Jesús nos enseñó que la violencia viene desde el corazón de cada uno de nosotros”, aseguró y advirtió: “Por eso, si no tenemos los mismos sentimientos pacíficos de Jesús, en cualquier momento vamos a agregar a la violencia que hay en la Argentina nuestra propia violencia. Por eso le pedimos a San Ramón, que en el mismo martirio perdonó a sus torturadores. No hubo una gota de violencia en su entrega. Por eso estamos acá, por eso vino mucha gente en el día al santuario, porque San Ramón se comportó como Jesús y quiso tener los mismos sentimientos”.

Por último, el cardenal Poli propuso como tarea para la casa que cada uno no agregue “una gota de violencia a esta Argentina que está enferma. Vamos a empezar a sanarnos a nosotros mismos. La sanación comienza por adentro, por nuestro corazón. No agregar una gota de violencia. Y comenzamos por casa, nuestros lugares de trabajo, estudio, convivencia, deportes… no agreguemos una gota de violencia. Apostemos por la paz. La paz, decía un santo, es la madre del amor. Si no hay paz no puede haber amor”.

El templo de Cervantes 1150 recibió desde las 7 peticiones y agradecimientos de los devotos, en el marco de una jornada en la que hubo bendiciones, bautismos de niños y misas a cada hora.

La fiesta en honor del santo, a quien los católicos consideran el protector de los no nacidos, llevó por lema "San Ramón ayúdanos a cuidar la vida y a trabajar por la paz".

Durante las ceremonias religiosas también se regalaron escarpines y se pidió a las futuras mamás que cuando nazcan sus bebés traigan otros para aquellas que están en la misma situación.

La misa por la vida fue presidida por el presbítero Juan Carlos Ares, párroco de Nuestra Señora de Balvanera, y la celebración eucarística de los Mensajeros de la Vida por el obispo auxiliar de Buenos Aires y vicario episcopal de la Zona Centro, monseñor Enrique Eguía Seguí.

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