«¿Cómo pretendes limpiar al mundo si no te dejas limpiar a ti?» Esta fue la pregunta que el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, lanzó este Jueves Santo a los numerosos fieles congregados en la catedral de Santa María la Real de la Almudena para celebrar la Misa de la Cena del Señor. En su homilía, incidió en que se trataba de «un día memorable» en el que vemos que «el amor de Jesús traspasa el espacio y el tiempo y llega a nosotros; nos regala su permanencia en la Eucaristía y nos regala el ministerio sacerdotal para que sigamos celebrando en todas las partes de la Tierra esta Cena del Señor, y nos convoca a la revolución de la ternura».
Se trata –explicó el purpurado– de que «se restaure en este mundo la gran familia de los hijos de Dios» y, precisamente por eso, para lanzarnos a los demás, el Señor nos dice: «Déjame limpiar lo sucio». «¿Te resistes también tú como Pedro?, ¿no eres capaz de acoger el amor que Dios te quiere entregar? ¿Qué es lo que acoges en tu vida y tu corazón? […] Pedro nos representa a todos: no se deja amar. Necesitamos que Jesús toque nuestros pies, significan la base de la persona, lo fundamental. En este Jueves Santo, ¿nos dejaremos tocar los pies y limpiar nuestra vida?», aseveró.