Homilías

Sábado, 19 diciembre 2015 13:52

Homilía monseñor Carlos Osoro en la Misa de Sembradores de Estrellas. Parroquia San Juan de la Cruz (19-12-2015)

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Querido José María, delegado episcopal de misiones de nuestra archidiócesis de Madrid; querido Rodrigo, subdelegado. También está con nosotros el director de Obras Misionales Pontificias, Anastasio. Queridos hermanos sacerdotes. Especialmente quiero saludar a Sebastián, párroco de esta comunidad que nos abre siempre las puertas para poder estar aquí, en esta Iglesia donde cabemos tanta gente. Queridos niños y niñas, que sois los protagonistas principales de esta fiesta. Queridos hermanos todos. Gracias también al Coro que nos acompaña y que nos hace vivir con más alegría esta fiesta de Sembradores de Estrellas.

Yo voy a pedir un favor a los niños: todos los de la primera fila, si os podéis poder poner aquí delante, a mi lado. Yo no os voy a preguntar nada. Pero vamos a hacer la homilía todos juntos, porque si no os aburro. Poneros aquí. ¿Cómo te llamas? ¿Javier? ¿Y tú? Poneros para acá.

Yo querría deciros a todos, pero me vais a ayudar vosotros hoy, el significado que tiene para nosotros este día, y el significado que tiene también para nuestro Señor. ¿Jesús quiso a los niños o no los quiso, qué dice el Evangelio? ¿Jesús quiso a los niños o los echó de su lado? ¿Eh? No te dé vergüenza. David, dilo alto: Jesús los quiso. Claro. Fijaos que Jesús dijo: dejad que los niños se acerquen a mí. No me extraña que la Iglesia, ahora, quiera también que todos vosotros salgáis. La Iglesia cuenta con los niños para que contéis la noticia de Jesús. Que Jesús quiere que hagamos de este mundo su manera de vivir, su manera de estar con nosotros. Porque Jesús, ¿vino a ayudar a los hombres o vino a matarlos? Dilo alto: vino a ayudarles. ¿Vino a querer a los hombres o vino a despreciarles? Vino a quererlos, ¿no? Jesús, ¿vino a ser amigo de los hombres o enemigo? Amigo de los hombres, ¿verdad?. Pues claro. Y este Jesús quiere que todos vosotros salgáis al encuentro de todos los niños para que deis noticia de Jesús. Una noticia importante de Jesús. ¿Qué pone en la estrella que algunos lleváis? Jesús nace para todos. Y esa es la noticia que vais a dar aquí, en Madrid, hoy, todos vosotros, cuando salgáis.

Hemos escuchado el Evangelio, en el que se nos relata la historia de Juan Bautista. Sus padres eran muy mayores, y no es fácil cuando es mayor tener hijos. Pero Dios intervino y tuvieron un hijo, Juan Bautista. Y fijaos lo que nos dice el Evangelio: que Juan Bautista vino a este mundo para salir al camino de los hombres y decirles que Jesús iba a venir, que preparasen el corazón, que preparasen el camino. Y vosotros es lo que vais hacer hoy. Los nuevos Juan Bautistas. Su historia es vuestra historia, su vida va a ser vuestra vida, y su misión va a ser vuestra misión. Tres cosas, que es lo que os quiero decir yo. Su vida va a ser vuestra vida. Su historia va a ser vuestra historia. Y su misión va a ser vuestra misión. Es decir, que tenéis historia, tenéis una vida y tenéis una misión. Tres cosas.

¿Qué historia tenéis vosotros? Pues la que tuvo Juan Bautista. Nuestro Señor se ha fijado en vosotros. Se fijó en vosotros desde pequeñitos. Os quiso tanto que hizo posible que hoy podáis estar, aquí, siendo cristianos. Podíais ser otra coa, pero sois cristianos. Se fijó en vuestra vida. Y es para dar gracias a Dios por esto, ¿no?. Qué diferencia más grande existe entre haber conocido a Jesús y no haberle conocido. Conocer a Jesús. ¿Qué significa para ti conocer a Jesús? ¿Qué implica en tu vida, qué es lo que tienes que hacer si conoces a Jesús?.

Mira para allá a toda esa gente. ¿Ves mucha gente, no? Vosotros mirad para allá. Ved toda la gente que hay. ¿Si conocéis a Jesús, qué es lo que tenéis que hacer con esa gente? ¿Insultarla? No se oye nada. ¿Empezar a matar a toda esa gente? Y si alguno está tirado en el suelo, porque se ha caído, ¿pasáis de largo?. Y si alguno hoy no tuviese para comer, ¿vosotros qué haríais? ¿Que se muera de hambre... Le daríais algo, ¿no? Si tú tienes un bocadillo, pues dirías: voy a darle la mitad del bocadillo para que pueda comer, aunque yo pase un poco más de hambre. La historia vuestra es la historia de unos niños a los que Jesús ha captado el corazón, se ha metido en vuestra vida, y os hace que seáis distintos, diferentes, que seáis como Juan: dadores de una noticia que primero la tiene en su vida: lo que es imposible para los hombres es posible para Dios. Y Él viene a esta vida.

Pero es que, además, vosotros tenéis la vida de Jesús. Habéis sido bautizados. Decidme vuestros nombres a medida que voy pasando el micro... Cristina, Paula, Mónica, Jennifer, Carla, Mercedes, Natalia, Sofía... Todos estos nombres os los pusieron el día que os bautizaron, el día que Jesús os regaló su vida. Tenéis la vida de Jesús. No tenéis cualquier vida. Tenéis la vida de Jesús. La vida de Jesús la puedo cerrar y no hacer caso de la vida que me ha dado el Señor, o puedo ponerla en funcionamiento. Y si pongo en funcionamiento la vida del Señor, fijaos la cantidad de cosas que hay que hacer. ¿Qué hizo Jesús con la gente? Por ejemplo, a los pecadores, ¿qué les decía, seguid en pecado? No, ¿verdad? Les decía que les perdonaba sus pecados. A los que estaban enfermos, ¿moriros cuanto antes, moriros de hambre, moriros de frío, moriros de vuestra enfermedad? ¿Decía Jesús eso? No, ¿verdad? Les curaba. Y a la gente... También Jesús pedía cosas. ¿Jesús les dijo a los discípulos que se matasen unos a otros? No, ¿verdad? ¿Qué dijo? Amaos los unos a los otros. Bueno, esta es la vida que tenemos.

Aquí, en esta estrella, pone: Jesús nace para todos. Ha nacido en vuestra vida, tenéis una historia, tenéis la vida de Jesús y tenéis una misión. Y hoy la vais a hacer. Vais a salir por las calle para decir a la gente: Jesús nace para todos. Jesús es tu amigo, Jesús te quiere, Jesús te ama, abre tu corazón, vive de su vida, vive de su amor, regala su amor... Este es el gran regalo que tenemos que hacer esta Navidad. A veces esperamos regalos. Pero el gran regalo que tenemos es Jesús. Y el gran regalo que tenemos que hacer a los hombres es Jesús.

Por eso salís vosotros hoy a sembrar estrellas. Y la estrella verdadera, ¿quién es? Es Jesús, ¿no?. Y vais a regalar esas estrellas, vais a decir a la gente: oye, que la estrella que tú necesitas para vivir es Jesús, no busques otra. Y es precioso que lo hagáis los niños, ¿entendéis? Porque sois las personas que no tenéis vergüenza de decirlo. No os da vergüenza. Tenéis una misión que os ha dado Jesús. Jesús un día vio a unos niños que estaban jugando y los apóstoles, que ya eran mayores, decían: quitaos de ahí, marchaos, no deis la lata... Y Jesús les dice: dejadlos, no se lo impidáis, de los que son como éstos es el reino de los Cielos, y yo les quiero a estos como a vosotros para que anuncien mi vida a los hombres.

Tenéis una historia. Tenéis la vida de Jesús. Anunciadla. ¡Anunciad a Jesús! Claro, no lo vais a hacer con palabras. Hay que anunciarlo con la vida, con hechos. Empezando en vuestras casas, en vuestras familias, con vuestros amigos, en el colegio, en los lugares donde estáis. Pero hoy vais a salir a Madrid dando una estrella. ¿Quién es esa estrella? Jesús, ¿verdad? Que se va a hacer presente aquí, en el altar, dentro de un momento. El mismo Jesús que nace en Belén, el mismo Jesús que dijo: dejar que los niños se acerquen a mí. Hoy los niños se acercan a Él para salir después por Madrid a anunciarle. Una maravilla, ¿eh? No me digáis que no es bonito eso. ¿Quién hace una obra más preciosa que esa? ¿Hay una obra más maravillosa, más grande, más bella, que decir a una persona: Dios te quiere, Jesús te quiere, quiere que tengas la vida de Él? ¿A vosotros os gusta que haya guerras entre los hombres, que nos casquemos los unos a los otros? Claro que no os gusta. Pues vosotros podéis hacer posible que la paz venga. Y la paz viene si metemos a Jesús en el corazón de los hombres. ¿Lo hacemos o no lo hacemos? ¿Estáis dispuesto todos a hacerlo? Pues vamos a anunciarle...

Como Juan. Habéis escuchado el Evangelio: Juan vino a este mundo para preparar el camino al Señor. Y hoy los niños de Madrid están en vosotros: todos representáis a todos los niños de Madrid, y salís a las calles como Juan Bautista, para anunciar a Jesús, para decir a los hombres que preparen el corazón porque viene Jesús, que quiere entrar en tu vida, que quiere cambiar tu corazón, que quiere cambiar tu modo de vivir, no seas egoísta, sé generoso, mira siempre a los demás como hermanos y no como enemigos, que todos somos iguales. Todos. Todos somos hijos de Dios. Vamos a hacerlo.

Bueno, habéis predicado muy bien. ¿Lo habéis entendido todo? Ahora, a ser como Juan, a repartir la estrella. Juan preparó el camino. Vosotros, a regalar la estrella. Pero hacedlo bien: cuando encontréis a alguno, vais, le sonreís, no pongáis caras tristes. Y le ponéis la estrella. Y además le podéis decir: Jesús cuenta contigo.

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