«Ante la llamada de la Madre todo el mundo responde», comentaba una señora a su amiga mientras trataban de entrar en la iglesia. En la parroquia Virgen de la Paloma y san Pedro el Real no cabía un alfiler. Un intensísimo calor de agosto caía a plomo y una enorme muchedumbre abarrotaba la puerta y la plaza para no perderse ni un solo detalle en la fiesta de la patrona popular de Madrid. Además de los habituales majos y majas y sus chotis en honor de la Virgen, los bomberos, de uniforme y gala, formaban alrededor del altar con el casco en la mano para celebrar día de su patrona.
La Misa solemne, en la que, con toda la Iglesia, se celebraba la Asunción de María, la presidió el obispo auxiliar de Madrid, monseñor Jesús Vidal Chamorro. Previamente, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, hicieron su tradicional ofrenda floral en la plaza de la Paloma, junto a la iglesia, al icono de la Virgen.
«Dios quiere que seamos plenamente felices y participemos de su felicidad», comenzaba monseñor Vidal en la homilía. Explicando el pasaje del Apocalipsis proclamado en la Misa, el prelado trató de explicar cada imagen: María es el centro de la creación, ella aparece dando vida, «una vida nueva». «De igual modo, la mujer también es la Iglesia y ella también nos da vida», expresaba. Siguiendo con la imagen del Apocalipsis, Vidal explicaba que la Iglesia es a la vez, anciana y joven y que se transmite de generación en generación.
«La imagen del dragón se refiere a todo lo que se opone a la felicidad de las personas», continuaba: la violencia entre naciones, entre hombres y mujeres, con los niños «desde el momento de su concepción», los ancianos «y su soledad» y también los migrantes: «Que Madrid siga siendo un lugar de oportunidades para ellos», le pidió a las autoridades.
Al finalizar la Eucaristía y tras cantar el himno de la Virgen de la Paloma, el cuerpo de bomberos de Madrid bajó el cuadro para que pudiera ser venerado por el pueblo antes de salir en procesión. El encargado de este año ha sido Juan Carlos, un bombero que tardó 18 años en aprobar la oposición. En declaraciones a Telemadrid, encargada de emitir el evento en directo, ha contado que «un día, estando la iglesia vacía, miré a la Virgen y le dije: "algún día te bajaré"». Un momento emotivísimo, de «gran ilusión».
Por la tarde, La Paloma ha paseado por el barrio en procesión, acompañado de las autoridades civiles y eclesiásticas y del pueblo de Madrid que responde a la llamada de la Madre.
