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Lunes, 30 octubre 2023 12:58

Marían Macías: «La vida de la beata María de los Ángeles Ginard Matí fue un martirio de amor y de entrega»

Marían Macías: «La vida de la beata María de los Ángeles Ginard Matí fue un martirio de amor y de entrega»

Con motivo del traslado de los restos de la beata María de los Ángeles Ginard Matí, el viernes en El Espejo de Madrid de la Cadena COPE, Marian Macías, superiora general de las Misioneras del Santísimo Sacramento y María Inmaculada, afirmaba que «el mayor gozo de la beata era dar la vida por Jesucristo en el martirio. Toda su vida fue un martirio de amor y de entrega porque no hay otra medida más que el amor».

La capilla Cachito de Cielo (Travesía de Belén, 1) acogió el jueves 26 de octubre una solemne Eucaristía presidida por monseñor Juan Antonio Martínez Camino, SJ, obispo auxiliar de Madrid. Al término de la celebración se procedió al traslado de los restos de la beata María de los Ángeles Ginard Matí, que fueron inhumados en un oratorio situado al lado de la capilla, donde se podrán venerar las reliquias de esta mártir.

La Madre Marian recordó de manera simpática que, al término de la Misa, «entregamos un corazón que era un metro que ponía: lo mejor es amar sin medida. La mejor medida es amar sin medida. Todos somos invitados a eso».

También explicó que «ha sido un proceso muy bonito. Llevo casi un año preparando el oratorio y soñando cómo sería. He sentido una cercanía muy grande, y he agradecido a Dios que, además de la fusión, nos regalase una beata. Nuestra fundadora, María Emilia Riquelme y Zayas, estaba en proceso y ha sido beatificada después, en 2019. Estamos felices».

Breve biografía

Perteneciente a la congregación de las Misioneras del Santísimo Sacramento y María Inmaculada, la beata María de los Ángeles Ginard Matí nació en Llucmajor (Baleares) en 1894. Inclinada a una profunda piedad cristina desde su más tierna infancia, pronto sintió deseos de consagrarse al Señor como religiosa, siguiendo el ejemplo de las dos hermanas de su madre. A los 18 años de edad, pidió a sus padres permiso para entrar en el convento de una de sus tías, pero éstos la hicieron esperar un tiempo, pasado el cual volvió a insistir, y obtuvo la autorización paterna para ingresar en las Hermanas Celadoras del Culto Eucarístico, en Palma de Mallorca.

Religiosa bondadosa, servicial y con anhelos de santidad y de completa entrega al Dios-Amor, manifestó abiertamente que su mayor gozo sería dar la vida por Jesucristo en el martirio.

Destinada en el madrileño convento ubicado en Blanca de Navarra, 9 durante los años 1926-1929, y desde 1932 hasta su muerte, desempeñó el cargo de consejera de la superiora y administradora de la comunidad respectivamente.

Consciente de la realidad del peligro de la persecución religiosa en los años previos a la guerra civil, y al comiendo del conflicto, animaba a sus hermanas de comunidad a dar la vida por Cristo, alentándolas a permanecer firmes en la fe.

El 20 de julio de 1936 las religiosas tuvieron que dejar el convento, refugiándose en casas de amigos y vecinos. La beata fue acogida por los señores Medina-Ariza, en la calle Monte Esquinza, frente al convento. Desde este refugio vio cómo los milicianos se apoderaban de su casa religiosa y destruían las imágenes y los objetos de la capilla.

El 25 de agosto de 1936, el portero de la casa alertó a milicianos de la FAI, que la detuvieron esa tarde. Trasladada a la checa de Bellas Artes, al anochecer del día siguiente la condujeron a la Dehesa de la Villa, donde fue fusilada y abandonada. En la mañana del 27 de agosto recibió sepultura en una fosa común del cementerio de la Almudena.

Acabada la guerra, las Hermanas Celadoras del Culto Eucarístico trasladaron sus restos al de la congregación en el mismo cementerio. En 1985, al inicio de su proceso de canonización, pasaron al convento de Blanca de Navarra.

Beatificada en una ceremonia que tuvo lugar en la basílica de San Pedro del Vaticano el 29 de octubre de 2005, su fiesta se celebra el 30 de agosto.

Beata

Misioneras del Santísimo Sacramento y María Inmaculada

Las Misioneras del Santísimo Sacramento y María Inmaculada son una congregación fundada por María Emilia Riquelme y Zayas en Granada el día 25 de marzo de 1896. Instituto de derecho pontificio, la aprobación definitiva fue concedida por el Papa Pío X el 5 de agosto de 1912.

María Emilia Riquelme y Zayas nació en Granada el día 5 de agosto de 1847. Hija de padres cristianos, de noble estirpe, recibió una educación en la fe y en el amor a Dios. Fue una mujer que supo remontarse por encima de todas las cosas y lanzarse a la búsqueda de los valores definitivos que llenan la sed de plenitud que hay en el corazón del hombre.

Mujer contemplativa y apostólica, vivió la experiencia de la identificación con Cristo en la Eucaristía. A esta identificación con Jesús Eucaristía se une el singular amor a María y el espíritu misionero, que le impulsa a llevar la Buena Nueva a todos los hombres, hasta los últimos confines de la tierra.

Dócil al impulso del Espíritu, inicia en la Iglesia una andadura: las Misioneras del Santísimo Sacramento y María Inmaculada, que hoy han recogido la antorcha viva de manos de la fundadora y están dispuestas a seguir manteniendo en la Iglesia los mismos ideales. Son ya más de cien años evangelizando desde la Eucaristía, adorando a Jesús y siendo entrega para los hermanos, al calor de María Inmaculada.

Hermanas Celadoras del Culto Eucarístico

Las Hermanas Celadoras del Culto Eucarístico, congregación fundada por Miguel Maura y Montaner, presbítero y rector del seminario de Palma de Mallorca, se fusionaron con la congregación de las Misioneras del Santísimo Sacramento y María Inmaculada, después de un proceso de conocimiento y profundización en los carismas, el 11 de abril de 2010.

El carisma que recibieron desde sus orígenes tiene como centro la Eucaristía, desarrollado en el culto, la confección de formas y la dimensión misionera y apostólica. En el momento de la fusión contaban con tres comunidades: Palma de Mallorca (Casa Madre), Barcelona y Madrid.

María de los Ángeles Giñard, religiosa Celadora del Culto Eucarístico, destinada en Madrid, fue martirizada por su condición de religiosa el día 26 de agosto de 1936, celebrándose su fiesta el 30 de agosto. Mujer valiente, en ningún momento quiso escabullirse, sino que fueron a buscarla, y ella misma se ofreció, declarando que era religiosa y que estaba dispuesta a dar la vida. Su proceso de beatificación llegó a su culmen siendo beatificada por el Papa Benedicto XVI en 2005.

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