Los jóvenes de Madrid se reunieron el pasado viernes, 2 de junio, en la catedral de Santa María la Real de la Almudena de Madrid para celebrar, como cada primer viernes de mes, la vigilia de oración junto a su obispo. En esta ocasión, no fue el arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro, quien los acompañó —al estar de viaje hacia Santiago de Compostela para la inauguración del ministerio de su nuevo obispo—, sino monseñor José Cobo, obispo auxiliar de Madrid.
Una noche en la que se puso en manos de Dios los exámenes de la EBAU y de la universidad de los jóvenes estos días, pero también «los agobios, las cicatrices que tenemos», les dijo monseñor Cobo en su meditación. Ante esto, a lo que se invita es hacerse la pregunta de quién es Dios para cada uno. Ejemplificado en un muchacho que va preguntando esto a diferentes personas, el prelado fue proponiendo las posibles respuestas.
La primera, hacer caso omiso de la pregunta y seguir viviendo al margen de Dios. Otra puede ser decir que es «alguien con el que te tienes que llevar bien; […] haz cosas porque así tienes a Dios a tu favor». Pero esto puede sonar a que se está «comerciando con Dios». Otra respuesta sería que si uno lo siente, entonces es que se ha encontrado con Él. «Pero este chaval estaba seco, no era el mejor momento de su vida y no sentía nada, con lo cual esa respuesta tampoco le convenció».
Un sacerdote le dijo que leyera el Evangelio, «pero no consiguió responder bien a quién era Dios para Él». Hasta que una señora mayor le explicó: «No se puede quitar tu sed viendo el agua, ni se puede quitar tu sed sintiendo el rumor del agua, ni tu sed se quita comprendiendo lo que es el agua; la sed solo se quita bebiendo agua». Así, la invitación del obispo auxiliar a los jóvenes fue «que bebamos agua y bebamos a Dios». Para eso, hay que «tener sed de Dios», y a su vez, confiar y abandonarse en Él.
«¿Te fías de Jesús?», les interpeló. Con la fuerza del Espíritu Santo, esto es posible. «Este es el Dios que se queda con nosotros; nos pide fiarnos, nos pide ser hijos y nos pide que descubramos la intención que tiene». Él tiene una intención sobre cada uno, y esta es «que nos pongamos manos a la obra a construir su plan». Este hay que descubrirlo, y se le puede preguntar «qué intenciones tienes sobre mí», y a la vez «qué intenciones tienes sobre mi parroquia, sobre mi grupo, y qué pinto yo ahí?».
Revivir las experiencias de Dios
Todos, les dijo, «tenéis experiencia de Dios». Y por eso, les animó a revivir esos momentos en los que uno ha sido consciente de haber estado con Dios. «La mejor forma de la oración esta noche es traer nuestras experiencia», no es comprender ni sentir, sino «beber el agua de Dios y saciar con él nuestra sed».
«Dios nunca nos deja solos, nunca, nos metamos en los líos que nos metamos», afirmó en otro momento de la meditación. Y como Él está siempre, invitó a los reunidos en la catedral a detectar dónde está en cada momento del día, porque «eso purifica nuestra imagen de Dios».
Pero ponerse delante de Dios se puede ver amenazado por tres «pequeños virus»: el individualismo, esto es, «los míos, somos los mejores, solo se ven las cosas a mi manera»; el virus del sofá, «el sentarse y decir “ya estoy cansado”» o el que «solo coge lo que me apetece y me hace bien a mí» o al grupo; y por último, el pesimismo. Pero Dios «nos pide un poquito de pasión, de entusiasmo».
Envío de jóvenes a la JMJ
Al concluir, la delegada episcopal de Jóvenes, Laura Moreno, comunicó que en la próxima vigilia, el cardenal Osoro hará el envío de todos los jóvenes que van a ir a la JMJ de Lisboa en agosto. Sobre esto, comunicó que aún hay plazas para inscribirse, hasta el 12 de junio.
Asimismo, recordó que el Encuentro Diocesano de Niños será el 10 de junio, en el Parque de Atracciones y una semana después, el 17 de junio, se celebrará el primer Torneo Deportivo Diocesano con fútbol, pádel, baloncesto y vóley para «vivir el deporte en clave de Dios».