La expectación ha sido altísima. La diócesis de Alcalá de Henares no consagra un obispo en su catedral desde el año 850, según explican algunos especialistas, y fue el obispo mozárabe Venerio. Trece siglos han pasado desde la última ceremonia de estas características. Y trece siglos después la iglesia de Alcalá celebra como entonces.

La diócesis entera y la ciudad llevan casi un año sin obispo titular y los fieles y el clero tenían ya muchas ganas de dar la bienvenida a su pastor. Monseñor Jesús Vidal, obispo auxiliar de Madrid, ha ejercido de administrador apostólico de la diócesis con gran entrega y, ahora, puede pasar el testigo a don Antonio Prieto, que ha sido ordenado obispo y ha comenzado su ministerio en la diócesis complutense en una ceremonia presidida por el arzobispo metropolitano de Madrid, cardenal Carlos Osoro.

La catedral magistral de los santos Justo y Pastor se ha quedado pequeña y se han tenido que habilitar las naves laterales. Además, se ha desplazado un gran número de fieles de la diócesis de Córdoba, lugar de origen del nuevo obispo, para quienes se ha preparado una carpa en la plaza contigua de la catedral, que también se ha llenado.

La sucesión apostólica es el mismo Jesucristo 

«Cuando nos ordenan obispos, es bueno retornar y ver el comienzo de la Iglesia para descubrir la trascendencia, la hondura y la significación de este momento», explicaba el cardenal Osoro. Una Iglesia que, desde el mismo momento en que se instaura, es pasada de generación en generación a través de la sucesión apostólica, una «cadena histórica», en palabras del cardenal. La sucesión apostólica es el mismo Jesucristo quien llega hasta nosotros. «Tienes la misión de abrir esta Iglesia particular de Alcalá a la Iglesia universal, a la totalidad de la Iglesia, haciendo una Iglesia que esté viva», le animó. 

Además, le recordó, con san Pedro, que Jesucristo es el «pastor y guardián de las almas» y que el obispo es llamado a hacerse uno con esa misma misión. «Da la vida para que tengan vida en abundancia, conoce a quienes el Señor te da, que te conozcan a ti. Busca a quienes están fuera, nunca olvides el estilo de Dios, que es la ternura, y que implica cercanía y proximidad, comparte la vida con la gente».

«Para que todos tengan vida en abundancia»

«Queridos hermanos: en este día de mi ordenación episcopal, en el marco incomparable de esta Catedral Magistral de Alcalá de Henares, me presento ante vosotros, pobre y débil – tal como soy –, pero con un profundo agradecimiento al Señor, que se sirve de “lo débil del mundo” para realizar sus obras». Así ha comenzado monseñor Antonio Prieto, obispo de Alcalá de Henares su andadura en la diócesis. «A todos los alcalaínos quiero deciros que os siento ya como a mi familia», continuó, y expresó su deseo de poder conocer mejor y ponerse al servicio de la Iglesia que camina en Alcalá de Henares. Ha afirmado sentirse orgulloso y feliz de gobernar la Iglesia de Alcalá «la ciudad de Cervantes», una ciudad en la que «la fe se ha hecho cultura y la cultura se ha convertido en un camino privilegiado de acceso a la fe». 

Además de agradecer a los obispos presentes, al cardenal Osoro, metropolitano de la provincia eclesiástica y de tener un recuerdo especial hacia don Jesús Vidal, administrador apostólico hasta la fecha, saludó con afecto también a su madre, presente en la celebración y a los cordobeses que se acercaron a la Misa. Y a sus nuevos diocesanos les instó a seguir haciendo de Alcalá «una Iglesia alegre y misionera». Recordó también que el Cristianismo no es una ideología, sino que es «una plenitud de vida, recibida en la amistad con Cristo. Una vida que se comparte en la comunión de la Iglesia, y que se convierte en testimonio para el mundo, “para que todos tengan vida y la tengan en abundancia”», decía, citando el lema que ha elegido para su episcopado.

«Pongo mi ministerio bajo la intercesión de la Patrona de la ciudad de Alcalá de Henares, la Virgen del Val; y de nuestros patronos, tan queridos, los Santos Niños Justo y Pastor. Me confío a la protección de San Félix y San Diego de Alcalá, así como de todos los santos y santas de nuestra bendita diócesis complutense», terminaba.