La noche del 24, la comedia musical de «la mayor locura de amor», regresa a los escenarios en diciembre, y lo hace con una apuesta fuerte por la profesionalización. «Este año quería dar un salto de calidad», explica Javier Lorenzo, codirector junto a su hermano Benjamín de una obra que es la única navideña que cuenta la historia de la Navidad. «La cosa ha subido mucho de nivel» porque en esta ocasión lo protagonizan actores profesionales, entre otros Íñigo Etayo, que ha sido primer actor en Anastasia.

Él encabeza un «elencazo» del que también forman parte María Petri (Aladdin), Alejandro Mesa (Sonrisas y Lágrimas, Cuéntame cómo pasó y En los márgenes, de Juan Diego Botto), Óscar Lara (Oliver Twist), Gloria Díaz (Amar es para siempre) o Paula Mori (Los puentes de Madison). Junto a ellos, la obra ha incorporado un director musical, Guillermo González, que ha trabajado en Hoy no me puedo levantar, entre otros, y que ha hecho que las diez canciones originales del musical —del músico Álvaro Galindo— hayan «crecido cien veces más». También hay una directora de coreografías, Susana Blanco; se mejora la escenografía con la ayuda de Pablo Moreno; se adapta el vestuario a los nuevos actores, a cargo de Asun Regojo, y habrá un técnico de iluminación.

Destacar la figura del testigo

Con todo esto, los amigos de Lorenzo le preguntan que «cómo no se ha ido a Gran Vía a representar». «Pues porque Jesús no nació en Jerusalén, sino a las afueras, en Belén», les contesta, y por eso las funciones se representarán en el Teatro Fernández-Baldor de Torrelodones, en la periferia de Madrid, que forma parte del colegio diocesano San Ignacio de Loyola. Este año, a diferencia del anterior, todas las funciones serán allí, a excepción de dos. Hay previstos once pases en total, a los que se suman dos matutinos para colegios a lo largo de 13 días.

De estos, «ya tenemos reservados diez días». Les faltan tres, en los que Javier Lorenzo no descarta acudir a representar la obra a las hermanas de Iessu Communio. «Mi conversión más potente la tuve con ellas», cuando aún estaban en Lerma y eran todavía clarisas. En ese encuentro tuvo la certeza de que eso que vivían era real. «La idea del testigo nace allí», explica, y alude no solo al argumento de La noche del 24 —la historia de la Navidad contada a través de quienes se encontraron con el bebé Jesús y sus padres—, sino a la esencia del proyecto: «Hoy nosotros tocamos a Cristo a través de los testigos».

«Incluso el que no cree está desenado que le cuenten que puede suceder algo inesperado que te cambie la vida; esta magia de la Navidad la compartimos los que creemos y los que no, todos deseamos que suceda algo. Nosotros sabemos que ya ha sucedido, y esto es lo que queríamos contar: que esto que estáis buscando con las luces de Navidad en las calles, que es maravilloso porque refleja ese deseo del hombre de que suceda un imprevisto, ¡ya ha sucedido y puede volver a suceder!».

Los primeros asombrados están siendo los propios actores. «El otro día les expliqué el sacrificio de Abrahán; en el fondo les estamos contando la historia de la salvación, y están muy agradecidos porque nadie les habla de esto». Y para Lorenzo, «ver cómo ellos lo descubren me ayuda a darme cuenta de que esto es muy fuerte». Para él está siendo toda una revelación. «Tener este elenco es ver cómo el Señor actúa, para mí es un regalazo de Dios». Y le conmueve especialmente saberse cuidado hasta el detalle: «Mi ilusión de siempre fue hacerlo profesional, y ver que el Señor te lo concede es darte cuenta de que a Él le importan y se toma en serio hasta mis sueños menos importantes».

Hablar de la Navidad en Navidad

«Un portal, una estrella, una mujer embarazada… ¿Te suena?», es el punto de partida de un proyecto único porque «quizás ha llegado el momento de recordarle al mundo que quien nació en Belén no fue Papá Noel». El protagonista de La noche del 24 es Aarón, uno de los soldados de Herodes, a quien este le encarga ver qué ha pasado con ese niño que iba a nacer en Belén. Los magos que llegaron a su palacio no han vuelto para contarle y él está muy nervioso. El soldado comienza a interrogar a todos aquellos que estuvieron allí la noche del 24: la estrella de Oriente, una diva de los años 50 de Hollywood venida a menos; el pastorcillo Zabulón, los posaderos, el borrico Moreno...

El director reconoce que no sabría con qué personaje quedarse porque cada uno aporta. Efectivamente, ese «elencazo« del que hablaba es capaz de transmitir al público la ternura que genera un bebé recién nacido, la grandeza de una Vida entregada, la belleza del hombre como ser creado y lo extraordinario de las cosas pequeñas hechas con amor y por amor. Todo ello, con un guion cuajado de momentos divertidos —también otros muy emotivos— que transmite la esencia de lo que supone la Navidad de una forma entendible para todos los públicos.

El musical se estrenó el año pasado a partir de un guion de obra teatral que Javier Lorenzo, entonces profesor, había escrito en 2010 junto a su hermano Benjamín para poder representarlo con sus alumnos. «Yo buscaba obras de teatro de Navidad, pero no encontraba nada que hablara del nacimiento de Jesús; todas eran sobre la amistad, los regalos, la generosidad, o que había nieve».

Poco después de esto, Lorenzo abandonó la docencia para dedicarse a su pasión, la interpretación. De la mano del director Santiago Requejo protagonizó la campaña Una asignatura apasionante, que lanzó la Conferencia Episcopal en 2013 para animar a estudiar la materia. Con requejo también trabajó como guionista en la película Abuelos, galardonada con los premios José María Forqué y del Círculo de Escritores Cinematográficos en la edición de 2020. Actualmente, además de estar inmerso en los últimos ensayos del musical navideño, está a punto de estrenarse la última película en la que participa como actor, Madre Ven, de Goya Producciones, que cuenta la histpria de la peregrinación de la Virgen de Éfeso.

Javier Lorenzo sigue soñando a lo grande y ya se le ha pasado por la mente acompañar el musical de un parque temático de la Navidad auténtica, porque «es que del Niño Jesús no habla nadie», que incluiría una exposición sobre cómo era Judea en el siglo I, un mercadillo solidario... Se trata de una idea «un poco más a largo plazo» y junto a ella tampoco descarta, intuimos, que el cartel de La noche del 24 ilumine, algún día, el frontal de alguno de los grandes teatros de la Gran Vía madrileña.

Las entradas para el musical, destinado a un público familiar, se puede adquirir ya en este enlace.