En un ambiente festivo, se llevó a cabo la presentación del DOMUND en el salón de actos del Colegio de las Carmelitas, en Cáceres. Abrió el encuentro el delegado de misiones, Pedro Jesús Mohedano, invitando a los presentes a reavivar la llama misionera en las comunidades y grupos, siguiendo las orientaciones del papa Francisco, quien habla de una Iglesia en “salida”, al encuentro con las periferias.

Afirmó que la dimensión misionera configura el ser de la Iglesia. “Cuanto más abiertos estemos a la universalidad, más se enriquecerán apostólicamente nuestras propias comunidades”. También señaló que el testimonio misionero es un elemento importantísimo en la educación y formación religiosa. “Los niños y jóvenes necesitan modelos de referencias”, añadió.

También participaron Miguel Fresneda que animó a los presentes a vivir el próximo Sínodo diocesano en clave misionera; y Francisco Jiménez, sacerdote diocesano, misionero en Mozambique, que aportó un hermoso testimonio sobre su trabajo en la misión.

A continuación se proyectó una síntesis del mensaje del Papa sobre el DOMUND, que tiene como hilo conductor, la alegría de la fe. Y, en un power point, se presentaron los objetivos y acciones para este curso, así como las fechas más importantes de las campañas y encuentros. El acto se cerró con la proyección de un audiovisual sobre la vocación con proyección misionera.

Por otro lado, las tres comunidades monásticas de Cáceres celebraron, precisamente el día de la fiesta de Santa Teresita de Lisieux, patrona de las misiones, un encuentro misionero en el convento de las Jerónimas.

El delegado de misiones invitó a las religiosas a sentir la vida de la Iglesia misionera, los problemas de la evangelización, la persecución religiosa…, con el espíritu de Santa Teresita del Niño Jesús.

Con especial atención y emoción, las religiosas escucharon el mensaje del Papa sobre el DOMUND y la alegría y cercanía que manifiesta en todas sus actuaciones. La persecución de los cristianos en Oriente y África las conmocionó fuertemente. La animación con cantos y gestos convirtió el encuentro en una explosión de alegría y entusiasmo misionero.

Por otro lado, este sábado, 4 de octubre, el equipo de misiones de Coria-Cáceres tuvo una convivencia misionera en el Cottolengo del P. Alegre en Fragosa, en la zona norte de la provincia de Cáceres. Era una forma de acercarse a los que sufren, los enfermos, los que no cuentan a la hora de tomar decisiones y que son los preferidos del Reino.

Las religiosas del Cottolengo del P. Alegre, que cuidan de esta casa, consideran que son su familia, en primer lugar, los enfermos que no pueden ser atendidos por otras instituciones, con preferencia aquellos por quienes no vela ninguna providencia humana, es decir los pobres, los más enfermos, los más necesitados. Por eso, como cuentan desde la delegación de misiones, “en aquel lugar austero, cobijado entre montañas, Dios acaricia con una ternura especial a la gente. Es algo que se percibe apenas llegamos a las puertas de aquella santa Casa. Las religiosas, los residentes y todos los que allí realizan algún trabajo, son un manantial de alegría y ternura”.

Se tuvo una celebración eucarística y, al finalizar la misma, el grupo de misiones, hizo de todo: ayudar a dar la comida y marcar la ropa de los residentes. Algunos era la primera vez que manejaban una aguja. Después de la comida tuvo lugar una sencilla reflexión sobre el DOMUND: el encuentro con Cristo hace “renacer la alegría”. La mejor demostración de lo expuesto era contemplar el rostro de todos los presentes. Y a continuación una divertida fiesta: canciones, juegos y dinámicas variadas. Una gozosa convivencia que dejó en nuestro corazón la alegría de haber sido acariciados por Dios.