España

Lunes, 19 enero 2015 05:39

Yo soy uno de ellos, para que ningún niño se sienta aislado o solo, dice el arzobispo de Pamplona

Mons. Francisco Pérez González, arzobispo de Pamplona y Tudela, en una carta pastoral invita a los padres, sacerdotes, catequistas y profesores a acompañar a los niños para que se conviertan en “pequeños misioneros” y anima a las familias, y de modo especial a los niños, a participar en las Javieradas 2015, precisamente en este año jubilar en que se cumplen 75 años de esta marcha misionera a Javier, cuna del patrono de las misiones.

“Durante muchos años tuve la oportunidad de vivir muy cerca de los misioneros y al lado de ellos al dirigir Obras Misionales Pontificias de España. Os puedo decir que fueron tiempos muy gozosos donde comprobé, muchas veces, la fuerza que ejerce el Evangelio en las personas que lo intentan vivir y transmitir. Los misioneros se sienten muy mal cuando se les considera ‘héroes’. Ellos más de una vez me corrigieron; les parecía que se les mancillaba su genuino ser. No quieren ser ‘héroes’ admirados por todos sino simplemente ‘heraldos’ y testigos de Jesucristo. Son misioneros por amor a Jesucristo y a su mensaje del Evangelio que refleja el querer de Jesucristo: ‘Amaos como yo os he amado’. No tienen ninguna otra pretensión.

Siempre me sorprendía la enorme entrega que los misioneros desarrollaban con la gente. Recuerdo que una vez hice un viaje a África para visitar a los misioneros en diversos países. Nunca olvidaré la labor tan sencilla pero tan maravillosa que hacían con los más abandonados: los niños. Un día –en una Residencia de Niños- me puse a servir la comida. Sus caras tenían un esplendor especial porque ellos notaban que alguien les quería y les miraba con ternura. Los niños habían sido, muchos de ellos, abandonados en las cunetas de los caminos. Cuando esto sucedía la gente inmediatamente avisaban a las Religiosas. Les llevaban a la Residencia y allí se les cuidaba con todo primor.

Nunca olvidaré la cara de alegría que había en aquellos niños abandonados. ¡Se sentían queridos y esto les hacía felices! Uno de ellos tenía el virus del sida y estaba a punto de morir. Apremiando el tiempo, con una jofaina de plástico y un poco de agua, lo bauticé. Le puse el nombre de Benito (que significa Bendito). Al día siguiente murió y lo llevamos, en una caja blanca de madera, al cementerio. ¿Quiénes estábamos allí? Dos religiosas y dos sacerdotes. Todo el cementerio estaba poblado de pequeñas cruces blancas: eran niños que habían fallecido.

El día 25 de enero celebramos la Jornada de Infancia Misionera, este año con el lema ‘Yo soy uno de ellos’. Esta jornada tiene como finalidad la de motivar y concienciar a todos sobre la importancia de defender, apoyar y ayudar a los niños que, como brotes tiernos, necesitan un cuidado especial. Ya durante la Navidad se celebró, con la participación de muchos niños de parroquias y colegios de enseñanza, el ser ‘Sembradores de Estrellas’ es decir sembradores de esperanza cuyo promotor y guía fundamental es el Niño Dios que nace en Belén. Se trata de iniciar a los niños en la sensibilidad de los valores cristianos es decir de las virtudes esenciales como son la fraternidad, la unidad, las buenas costumbres, los principios fundamentales del comportamiento ético y moral, la solidaridad, la educación en el respeto, la amistad con Dios, las relaciones humanas sanas y amigables.

Esto hace posible que los niños se ilusionen y se ayuden entre ellos y miren a los demás niños como hermanos para que a nadie le falte lo fundamental en su vida. De ahí que hagan una colecta económica para ayudar a los que están viviendo pobremente. La oración, el sacrificio de privarse de algo ayudará a una mayor colaboración económica. Con esto se sustentan Escuelas, Clínicas para niños, Ambulatorios, Capillas para el Culto. Ellos son los protagonistas y así vayan construyendo un mundo que sea, cada vez más, un recinto de amor, de paz y de justicia.

Esta campaña está promovida por las Obras Misionales Pontificias y por la Delegación Diocesana de Misiones. Invito a los padres, a los sacerdotes, a los catequistas y profesores a acompañar a los niños, en esta andadura de mentalización misionera, motivándoles y animándoles para que comiencen a ser ‘pequeños misioneros’ y se pongan en el lugar de los otros niños que esperan formar y forjar un camino de amor donde nadie se sienta aislado o solo, porque ‘Yo soy uno de ellos’. Este año os animo también a las familias y de modo especial a los niños a participar en las Javieradas 2015. Una de ellas va a ser la Javierada Infantil y se celebrará el día 16 de mayo en Javier. Os agradezco vuestra colaboración.

El Papa Francisco que quiere tanto a los niños, nos ha regalado un Año Jubilar con motivo de los 75 años que se celebran las Javieradas. Un año de gracia para querer más a Jesús, escuchar su palabra, recibir los sacramentos del Perdón y de la Eucaristía donde él está presente con su amor misericordioso y gracia. Es un año para que roguemos a Dios que nos conceda la paz a todos los pueblos de la tierra y para que seamos más amigos y hermanos de todos poniendo lo mejor de nosotros y solidarizándonos con los más necesitados. Estoy seguro que la Virgen María ‘Estrella de la Nueva Evangelización’ nos va a ayudar para que el mensaje de Jesús se muestre en todos los lugares de la tierra”.

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