España

Viernes, 23 enero 2015 05:21

`El ébola no hace distinciones, viaja y mata rápidamente`

Los miembros del Grupo de Trabajo de Cáritas Internationalis por el Sahel (GTCIS) están reunidos esta semana en Madrid para buscar respuestas comunes a la situación de inseguridad alimentaria y a las emergencias que afectan de manera recurrente a los países de esta región africana: sequías, conflictos armados y el flagelo del ébola.

Esta es la primera vez desde su creación, en 2007, que este Grupo de Trabajo, del que forman parte las Cáritas de Mauritana, Senegal, Gambia, Guinea Bissau, Cabo Verde, Malí, Burkina Faso, Níger y Chad, mantiene un encuentro fuera del continente africano.

En esta entrevista con ZENIT, el presidente del GTCIS y secretario general de Cáritas Malí, Théodore Togo, aporta algunas claves para erradicar la epidemia de ébola más devastadora de la historia.                                                                      

                                                                         ***

P.- ¿Cree que se está consiguiendo controlar el brote del virus del ébola?
-- Théodore Togo: Puedo decir que hay mucha esperanza, porque hay países en los que ya se ha declarado que no son portadores de la enfermedad. Hablo, por ejemplo, del caso de Senegal. En este país se ha producido un caso y no ha habido fallecidos. Y, después de 42 días, han declarado que en Senegal ya no hay más ébola. A continuación, esta el caso de Nigeria. Tras ocho muertes, y 42 días después, la OMS ha declarado que el país está libre del virus. Y podemos hablar también del caso de Malí, donde ha habido seis víctimas mortales y dos curaciones. Hoy ya no hay más ébola, según han dicho. 

En los otros países, Guinea, Liberia y Sierra Leona, la tendencia es a la baja. Por tanto, tenemos mucha esperanza de que la enfermedad será circunscrita. En este sentido, creo que es posible curar de la enfermedad a estos países. 

P.- ¿Qué tipo de ayuda es necesaria todavía?
-- Théodore Togo: En primer lugar, se necesitan materiales de protección, prevención y sensibilización. Y, desde el punto de vista de la ayuda, es necesario socorrer a los enfermos y a sus familias. Hay que ayudar tanto a los que siguen en la cama como a los que ya se han curado, o a las familias de los enfermos. Esas son las personas que hay que ayudar. 

P.- ¿Cuál es la labor de la Iglesia en los países afectados por la enfermedad?
-- Théodore Togo: La Iglesia está presente en estos cuatro países. Hablo también del caso de Malí. Por tanto, está presente en Malí, Guinea, Sierra Leona y Liberia. Y la Iglesia es parte integrante de la lucha contra esta enfermedad, el virus del ébola. Según la situación de cada país, la Iglesia lleva a cabo diferentes tareas. Al principio, actividades de prevención. A continuación, de sensibilización y comunicación. La finalidad es que la enfermedad pueda ser circunscrita. 

Para la prevención, se explica a la población lo que hay que hacer para no contagiarse. Y la Iglesia hace este trabajo de la mano de sus estructuras, como Cáritas, CRS y otras organizaciones que están a su disposición para estas cuestiones. Se utilizan los centros de salud y el personal que dispone la Iglesia. También se trabaja en la formación de los agentes, para prevenir y explicar cómo se contrae la enfermedad. Se informa sobre el virus del ébola. Y la Iglesia además intenta equipar al personal sanitario que interviene directamente en la asistencia de los enfermos. Por tanto, la Iglesia realiza muchas actividades para luchar realmente contra la enfermedad. 

P.- Algunas órdenes religiosas y misioneros han demostrado una actitud heroica ante esta situación de crisis, ¿no es cierto?
-- Théodore Togo: Los misioneros y el personal religioso, sobre todo en países como Sierra Leona y Liberia, se han implicado incluso hasta el punto de perder sus vidas. Por tanto, han seguido haciendo su trabajo de evangelización. Porque acordaos que el Evangelio dice: `Yo estaba enfermo y me habéis curado`. Todas las personas que tienen el virus del ébola son enfermos. Y el trabajo de la Iglesia, de los religiosos, de los misioneros es ir al encuentro de estas personas enfermas. No podemos abandonarlas, porque estas personas están enfermas. El deber de la Iglesia es ir a su encuentro, animarlas y, en la medida de sus posibilidades, curarlas. Y, evidentemente, eso tiene unos costes. Hay quien ha perdido su vida debido a esto. 

P.- ¿Cuál ha sido la reacción de la comunidad internacional?
-- Théodore Togo: La reacción ha sido tardía y esto ha causado muertes. Pero después ha habido una toma de conciencia general, y una movilización bastante importante por parte de la comunidad internacional, que ha permitido que en ciertos países tengan los equipos y la sensibilización. La movilización ha sido efectiva, pero no ha sido lo suficientemente rápida.

P.- La Santa Sede va a dedicar tres millones de euros para luchar contra el ébola. ¿Sabe cómo se van a gestionar estos fondos?
-- Théodore Togo: La enfermedad se ha extendido, como decía, porque no ha habido una intervención rápida. Es decir, no ha habido los medios para informar a la población y explicar lo que hay que hacer para evitar el contagio. Tampoco ha habido los medios para curar a los enfermos. Por tanto, creo que si hoy tenemos una ayuda económica se dedicará a estas actividades. La prioridad es curar a los enfermos y proteger a la población que todavía no está contagiada por la enfermedad. Hay que proteger a los que han contraído el ébola. También hay que construir una especie de dique, para que las poblaciones que están sanas no enfermen. Y hay que dar un kit con información, para que las personas se tomen en serio la existencia de la enfermedad. Para todo esto, se necesitan medios. Hay que reclutar personal, formar a la gente, comprar equipos...

Una forma de luchar contra la enfermedad es la limpieza. En primer lugar, la limpieza. En los programas de sensibilización decimos que, si tienes las manos limpias y el cuerpo limpio, existe un 65 por ciento de posibilidades de estar sano. Ya que, no hay una vacuna contra la enfermedad.  Por eso, la primera cosa que se pide a todas las personas, oficinas y estructuras es que instalen un kit de limpieza. Es decir, agua, jabón y lejía para lavar las manos. Porque el primer contacto se produce a través de las manos. Y esto exige tener medios. Para distribuir este material a todo el mundo, se necesitan medios. Cuando hay financiación, esto permite a todo el mundo estar en regla con respecto a la primera lección: la protección contra el virus del ébola.   

P.- ¿Qué está haciendo Cáritas ante la epidemia?
-- Théodore Togo: Puedo hablar de Malí. En Guinea, Sierra Leona y Liberia la enfermedad sigue. En el caso de Malí, el Ministerio de Salud ha tomado una decisión firme. La OMS ha acompañado esta decisión, junto con otras agencias de desarrollo. Ha habido una enorme sensibilización y movilización de la población, para que cada uno se implique en lo que hay que hacer. Es decir, conseguir circunscribir la enfermedad. Esto es lo que ha permitido que hoy no haya más casos. No ha sido la vacuna, porque no hay. Se debe a la sensibilización y a la implicación de todo el mundo. Pero también, al peligro de esta enfermedad y a la capacidad nociva de esta enfermedad. La gente está informada de que el ébola mata; el ébola mata rápidamente; el ébola viaja. Y cuando el ébola entra en tu familia, es una humillación y una estigmatización. Por este motivo, todo el mundo se ha implicado para que la enfermedad desaparezca completamente del país.  

P.- ¿Le gustaría trasladar algún mensaje a la opinión pública?
-- Théodore Togo: Si tengo un mensaje, se debe a que mi país ha conocido esta enfermedad. Durante una semana, hemos vivido con verdadero pánico. Hemos sentido miedo, vergüenza y humillación. Y eso, a pesar de que Malí sólo ha tenido algún caso y seis muertos. Pero en un mes lo que hemos sufrido ha sido enorme. El sufrimiento económico, social, cultural... Hemos conocido todo eso.  

Si tengo un mensaje, y lo quiero lanzar, es porque esta enfermedad no hace distinciones. Es necesario que todo el mundo se implique. De norte a sur. Porque, cuando sale de un país y llega a otro, no se conocen las consecuencias que esta enfermedad puede tener para la población. Hay que hacer todo lo posible para que la enfermedad no llegue donde vosotros. Y para eso, se necesita una movilización total. En la medida que no hay una vacuna, es necesaria la ayuda, la solidaridad, la participación y la compasión con los enfermos y los países afectados. Este es el consejo que puedo dar.

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