España

Lunes, 23 marzo 2015 05:40

Entrevista completa a Mons. Juan Antonio Reig Pla, Obispo de Alcalá de Henares, en ABC

P.- Usted se ha convertido en el primer obispo en España en anunciar un servicio de atención a las víctimas de abusos sexuales en su diócesis ¿cree que la Iglesia en España (sacerdotes, obispos, religiosos, seminaristas) están lo suficientemente concienciados sobre este delito?
R.- Gracias al testimonio de las víctimas y las palabras firmes de los papas todos estamos creciendo en sensibilidad y buen juicio en esta materia. Hay que dar gracias a Dios que desea purificar a la Iglesia, pero también a las víctimas. Sin su voz valiente - en muchas ocasiones incomprendida - no hubiéramos tomado conciencia de la gravedad de este drama. Pedirles perdón y mostrarles gratitud debe ser lo que brote siempre de nuestros labios al dirigirnos a ellas. La consigna del Papa Francisco es clara: «tolerancia cero».
Por mi parte, acogiendo las indicaciones del Papa Francisco, he decidido crear un Servicio de Asistencia Pastoral a las posibles víctimas de abusos sexuales, sus familias y comunidades, vinculado al Centro de Orientación Familiar (COF) Regina Familiae de nuestra diócesis. Sin excluir otras ayudas, nuestro COF prestará el apoyo espiritual, psicológico, jurídico, etc. que en su caso pudiera ser necesario (www.cofalcala.com).

P.- El Papa ha pedido a los obispos que garanticen que las parroquias sean lugares seguros para los menores y adultos vulnerables ¿qué medidas cree serían necesarias tomar en este sentido?
R.- Al mismo tiempo que acogemos y ayudamos a las víctimas en todos los aspectos, lo que incluye apartar del ministerio sacerdotal, con todas las garantías jurídicas, a los agresores, lo que debemos hacer es poner todos los medios legítimos para evitar que estas atrocidades puedan ocurrir en la Iglesia. En mi carta pastoral he sugerido sólo algunas medidas preventivas que en mi opinión son esenciales: 1) La diligente selección de los formadores de los seminarios y noviciados, y de los candidatos al diaconado, al sacerdocio y a la vida religiosa; así como su correcta formación. Sabemos que el abuso sexual es sobre todo un abuso de poder; un abuso de poder en el ámbito sexual, el más íntimo y delicado. La selección de las personas debe ser radicalmente exigente tanto en el ámbito psíquico como en el espiritual. Nadie debe ser ordenado si no reúne las condiciones para ser un buen esposo y un buen padre de familia. También los catequistas, profesores de colegios católicos, profesores de religión, etc., deben ser seleccionados con todo rigor. 2) Además de impedir la ordenación de personas no aptas, es necesario desenmascarar y desarticular, con actitud ‘pro-activa’, cualquier red o estructura de corrupción intraeclesial. 3) Preparar «programas educativos de prevención para propiciar “ambientes seguros” para los menores», pero también para los adultos. Como ya se viene haciendo en otras naciones, las potenciales víctimas, según su edad, deberían aprender conceptos básicos para su propia protección. Redactar un código de conducta, contrastado, para el personal de la Iglesia: sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas, profesores de colegios católicos, etc. 4) La divulgación del Magisterio y de la disciplina de la Iglesia sobre esta materia tiene un efecto protector; la ignorancia solo beneficia a los agresores. Por ello la página web del Obispado de Alcalá de Henares ha creado un portal específico que podrá resultar útil para todos los interesados: www.obispadoalcala.org/abusos.html 5) Finalmente la promoción en todos los ámbitos formativos de un auténtica educación afectivo-sexual que, sostenida por un antropología adecuada, promueva el respeto al otro y la vocación al amor.

P.- ¿Cree que en la Iglesia en España hay suficiente formación entre los sacerdotes y los obispos para hacer frente a posibles casos de abusos sexuales?
R.- Todos, obispos y sacerdotes, necesitamos de formación permanente, también en esta materia. Gracias a Dios contamos con el específico Magisterio sobre este tema de los últimos tres papas que también nos han proporcionado instrumentos pastorales y jurídicos para poder abordar este drama. Precisamente con el fin de acoger las indicaciones del Papa Francisco decidí escribir una carta pastoral que ayudara a concienciar y ofreciera iniciativas de acogida, atención integral, prevención y formación. De hecho, en cuanto sea posible, el Obispado de Alcalá de Henares organizará sendas jornadas para sacerdotes y para laicos y seminaristas que impartirá un especialista en la materia.
En todo caso, gracias a los recientes Romanos Pontífices ha quedado meridianamente claro que el gravísimo delito de los abusos sexuales debe ser tratado con claridad y determinación, las personas deben «saber que en el sacerdocio y en la vida religiosa no hay lugar para quienes dañan a los jóvenes» (San Juan Pablo II, 23-4-2002); además, los autores de estos crueles hechos deben «responder de ello ante Dios Todopoderoso y los tribunales debidamente constituidos» (Benedicto XVI, 19-3-2010); por último, todos debemos ser conscientes de que es urgente «poner en práctica las actuaciones necesarias para garantizar la protección de los menores y adultos vulnerables, y dar respuestas de justicia y misericordia» (Papa Francisco, 2-2-2015)

P.- ¿Hay alguna asignatura en los seminarios para formar a los aspirantes a sacerdotes sobre estos temas?
R.- No específicamente, aunque ciertamente a los seminaristas se les forma, con la ayuda de Dios, en la virtud de la castidad, el amor fraterno y respeto a todas las personas. En todo caso, estoy seguro de que poco a poco se va tomando conciencia de la necesidad de profundizar en la materia y prevenir este drama ya desde el seminario.

P.- La Conferencia Episcopal Española cuenta desde el año 2010 con unos protocolos sobre cómo se debe actuar ante una denuncia de abusos sexuales, ¿por qué cree que esos documentos se han mantenido reservados ante la opinión pública?
R.- Los protocolos civil y canónico de la Conferencia Episcopal Española a los que Vd. hace referencia no contienen ninguna novedad y menos aún que no pueda ser publicada. Se trata de dos protocolos muy útiles elaborados por los Servicios Jurídicos de la Conferencia Episcopal Española a la luz de la legislación sobre la materia de la Santa Sede (protocolo canónico) y del Estado Español (protocolo civil). La legítima legislación civil y canónica que se cita en los protocolos obliga a todos sin lugar a dudas.

P.- ¿Usted sería partidario de que la Conferencia Episcopal Española contase con una Comisión sobre Menores tal como tiene el Vaticano?
R.- Desde luego, creo que podría ser un buen instrumento para apoyar a las víctimas y ayudar a los obispos en su labor como pastores en esta materia. Toda ayuda será bienvenida por todas las partes implicadas en un tema tan doloroso y difícil.

P.- Los abusos sexuales no son un delito que ocurra solo en el seno de la Iglesia, sin embargo esta institución siempre aparece como la principal responsable ¿a qué atribuye esta confusión?
R.- La realidad conocida por la mayor parte de las personas es la que se publica en los grandes medios de comunicación. Estadísticamente hablando es en el ámbito familiar donde se dan con mayor frecuencia los abusos sexuales, siendo los agresores en su mayoría varones y las víctimas niñas. Sin embargo, los medios de comunicación se hacen eco con mayor frecuencia e intensidad de los casos en el que el agresor es un sacerdote o religioso; y en cierto sentido es lógico, pues se les supone especialmente seleccionados para servir a Dios y al prójimo, especialmente a los más pequeños, débiles y sufrientes. Además, en este específico ámbito intraeclesial, siempre según datos de la Santa Sede, las víctimas varones son mayoría, lo que también suele llamar la atención por contraste con lo que sucede en la sociedad en general. En todo caso, la voz que han alzado las víctimas ha sido, y es, una bendición para la Iglesia; quienes hacen públicas - con legitimidad y verdad - las miserias que se dan en el interior de la Iglesia ayudan a la Iglesia a purificarse. En mi opinión, también hay que dar las gracias a las autoridades civiles y a los medios de comunicación que, con medios legítimos y verazmente, informan o hacen trabajo de investigación para descubrir a los agresores, evitando siempre «la desinformación, la calumnia y la difamación» (Papa Francisco, 15-12-2014). Naturalmente, deben quedar a salvo el principio de presunción de inocencia y el derecho a la intimidad de las víctimas.

P.- La Comisión de Protección de Menores, que preside el cardenal Sean O’Malley tendrá un coordinador en cada conferencia episcopal nombrado por el propio episcopado, ¿sabe usted quién se perfila como posible candidato en España?
R.- He leído en la prensa algo sobre este asunto, pero los obispos no hemos recibido información oficial al respecto. Todo lo que el Papa y la Santa Sede dispongan en esta materia será bienvenido. Con la ayuda de Dios, las víctimas y la prevención deben ser nuestra prioridad.

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