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Lunes, 24 noviembre 2014 05:10

Francisco: Hay un deseo fuerte y generalizado entre los cristianos de caminar juntos

`Este aniversario nos invita a dar gracias a Dios por los muchos frutos recogidos durante este medio siglo. En particular, se ha cumplido lo que el Concilio había recomendado: el aprecio de todo lo que de bueno y verdadero hay en la vida de los cristianos de toda comunidad``. Así saludó ayer tarde el Papa Francisco a los participantes en la asamblea plenaria del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos cuyo tema ha sido "La meta del ecumenismo: principios, oportunidades y desafíos a cincuenta años de Unitatis Redintegratio``.

El Pontífice recordó que el 21 de noviembre de hace 50 años, junto con el documento Unitatis Redintegratio, se publicaron la Constitución dogmática sobre la Iglesia Lumen Gentium y el Decreto sobre las Iglesias orientales católicas Orientalium Ecclesiarum. Tres textos profundamente vinculados que ofrecen la visión eclesiológica del Concilio Vaticano II.

``En primer lugar -afirmó Francisco- podemos regocijarnos de que la enseñanza del Concilio haya sido ampliamente recibida. En los últimos años, sobre la base de motivaciones teológicas arraigadas en la Escritura y en la Tradición de la Iglesia, ha cambiado la actitud de los católicos hacia los cristianos de otras Iglesias y Comunidades eclesiales. Pertenecen al pasado la hostilidad y la indiferencia, que habían abierto brechas aparentemente insalvables y producido heridas profundas, y se ha iniciado un proceso de curación que permite aceptar al otro como un hermano o hermana en la unidad profunda que nace del Bautismo``.

Ese dato ha hecho posible ``profundizar en los contactos con muchas iglesias y comunidades eclesiales y desarrollar nuevas formas de colaboración. Han sido muy importante en este sentido, las traducciones ecuménicas de las Sagradas Escrituras. Cristianos de diversas Iglesias y Comunidades eclesiales se esfuerzan juntos por servir a la humanidad que sufre , en la defensa de la vida humana y su dignidad inalienable, en la protección de la creación y en contra de las injusticias que afligen a tantos seres humanos y a tantos pueblos``.

Pero a la acción de gracias hay que unir el hecho de que todavía persisten divisiones entre los cristianos y que las divergencias sobre nuevas cuestiones antropológicas y éticas dificultan el camino hacia la unidad. ``Sin embargo -recalcó el Papa- no podemos ceder al desaliento y a la resignación, sino seguir confiando en Dios que pone en el corazón de los cristianos semillas de amor y de unidad, para hacer frente con renovado vigor a los desafíos ecuménicos de nuestra época: cultivar el ecumenismo espiritual, valorizar el ecumenismo de la sangre, recorrer juntos el camino del Evangelio``.

El ecumenismo espiritual tiene su punto culminante en la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos y es ``una red mundial de momentos de oración que, desde el ámbito parroquial y el internacional insuflan en el cuerpo de la Iglesia el oxígeno del genuino espíritu ecuménico; una red de gestos, que nos hace trabajar juntos en tantas obras de caridad; y es también un intercambio de oraciones, meditaciones, y otros textos que circulan por la web y pueden contribuir al desarrollo del conocimiento, el respeto y la estima mutua``.

Unitatis Redintegratio invita a valorizar el ecumenismo de la sangre mediante el reconocimiento, en los hermanos y hermanas de otras Iglesias y comunidades cristianas, de la capacidad - dada por Dios - de dar testimonio de Cristo hasta el sacrificio de la vida . ``Estos testimonios -observó el Obispo de Roma- nunca han faltado en los últimos cincuenta años y continúan hasta nuestros días... Aquellos que persiguen a Cristo en sus fieles no diferencian confesiones: los persiguen simplemente porque son cristianos``.

El Papa reveló también que en los últimos meses, encontrando a muchos cristianos no católicos, o leyendo sus cartas, se dio cuenta de que a pesar de los problemas abiertos que todavía nos separan, ``hay un deseo generalizado y fuerte de caminar juntos, de rezar de conocer y amar al Señor, de colaborar en el servicio y la solidaridad con los débiles y los que sufren`` y reafirmó su convicción de que en un camino común ``con la guía del Espíritu Santo y aprendiendo unos de otros, podemos crecer en la comunión que ya nos une``.

``A cincuenta años de la Unitatis Redintegratio -concluyó- la búsqueda de la plena unidad entre los cristianos sigue siendo una prioridad para la Iglesia católica, y por lo tanto es una de mis mayores preocupaciones diarias . La unidad es ante todo don de Dios y obra del Espíritu Santo, pero todos estamos llamados a trabajar juntos siempre y en toda circunstancia``.

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