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Jueves, 11 diciembre 2014 04:52

Los obispos de la Patagonia llaman a vivir la Navidad con esperanza y con ánimos de paz

Los obispos de la Patagonia llamaron a vivir con esperanza la Navidad y estar “siempre alegres” a pesar de la “cruda realidad” que se vive en la región. Los prelados advirtieron que Navidad “es inicio y camino de alegría porque en el recién nacido está el Amor de Dios”, y destacaron que del Niño Jesús “brota la verdadera alegría” que lleva a poner la vida al servicio del otro. Finalmente, exhortaron a sanar las heridas y comprometerse con la paz.

En su tradicional mensaje, los obispos de la Región Patagonia – Comahue advirtieron que la sociedad y la familia están divididas, escasean las oportunidades de estudio y de trabajo, cada vez son más los atrapados por el mundo de la droga y la subsistencia se complica por la pérdida del valor adquisitivo del salario o por subsidios que empobrecen la dignidad.

Asimismo, los prelados advirtieron que las riquezas frutícolas, mineras y petroleras benefician a unos pocos y postergan a muchos, mientras las urgencias sociales no son recepcionadas por las autoridades competentes.

A pesar de esta “cruda realidad” que identificaron, los obispos llamaron a reconocer la situación de urgencia que afrontaron María y José el día del nacimiento de Jesús, en el pesebre de Belén: “Tuvieron que resolver con sus recursos lo urgente de ese momento, y resolverlo en la pobreza, lejos de tener lo imprescindible, llenos de inseguridades. Podríamos decir que esa noche de Belén concentra plenamente las carencias y angustias de la humanidad y que son las de muchos de nosotros”.

No obstante, advirtieron que la Navidad debe llevar a reconocer la buena noticia: Dios se metió en la historia humana, se hizo “compañero de camino, sostén y fuerza”.

“En ese niño recién nacido está todo el Amor de Dios”, subrayaron los obispos. “La misericordia infinita de Dios sale a nuestro encuentro con toda su ternura para curar heridas, abrir caminos nuevos y dejar al descubierto con su luz, nuestras miserias y pecados”, expresaron.

“El pecado –agregaron- es la causa del mal. Somos pecadores, queremos reconocerlo, no esconderlo ni aceptarlo como ‘normal’. Situaciones que generan sufrimiento en muchos, tienen como raíz a personas concretas, a nosotros, que muchas veces vivimos encerrados en nuestros intereses, comodidades, y proyectando la vida sin importarnos los otros”.

Asimismo, los obispos invitaron a reconocer que en el Niño Jesús recién nacido “se pone de manifiesto que la verdadera alegría brota de poner nuestra vida al servicio del otro”.

“María y José son los primeros en hacer suya esta Buena Noticia, y es así como unen sus vidas no para buscarse ellos mismos, sino para el Bien de su Hijo; no dan paso alguno sin buscar el Bien del uno hacia el otro, y de ambos para con su hijo Jesús, y en la oscuridad de lo que ese hijo significaría para muchos, en especial para los humildes y ‘sencillos’. Desde la gruta de Belén podemos aprender que el camino de la alegría está más en dar que en recibir”, explicaron los obispos.

Los obispos patagónicos concluyeron su mensaje invitando a reconocer en la familia de Nazaret que el camino es Cristo. “Aceptando a Cristo sanamos con su perdón nuestras heridas, y reconocemos al otro como un don. Juntos renovemos los anhelos y el compromiso por la paz. No lo dudemos, esto es posible y éste es el camino de la verdadera alegría”, aseguraron los prelados.

El mensaje de Navidad lleva la firma del obispo de Neuquén, monseñor Virginio Bressanelli SCJ; del obispo de Alto Valle del Río Negro, monseñor Marcelo Cuenca Revuelta; del obispo de San Carlos de Bariloche, monseñor Juan José Chaparro CMF; del obispo de Viedma, monseñor Esteban Laxague SDB; del obispo de Comodoro Rivadavia, monseñor Joaquín Gimeno Lahoz, y de su obispo auxiliar, monseñor Fernando Croxatto, y del obispo prelado de Esquel, monseñor José Slaby CSsR.

También firman la misiva el obispo de Río Gallegos, monseñor Miguel Ángel D’Annibale, y los obispos eméritos de Viedma, monseñor Miguel Hesayne; de Neuquén, monseñor Marcelo Melani, y de Alto Valle del Río Negro, monseñores Néstor Navarro y José Pedro Pozzi SDB.

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