El Papa Francisco continúa su gira asiática, dejó Sri Lanka y llega a Filipinas. Con ocasión de su visita a Manila hemos entrevistado a un misionero jesuita, que lleva ya 45 años en Filipinas. Él mismo nos acerca a la realidad de este viaje.

P.- ¿Qué se espera del Papa? ¿Cómo está el pueblo filipino?
R.- Filipinas es un país asiático de mayoría católica -el 85% de los 100 millones de filipinos es católico-. La visita del Papa ha tocado al pueblo filipino. Nos está llenando de alegría y esperanza. Esperamos muchas bendiciones para la Iglesia filipina y que nos sirva para vivir una vida cristiana más auténtica. Se lleva preparando este encuentro con el Papa desde hace meses. La Iglesia, ya desde agosto, preparó una oración para que se rezase al finalizar la Eucaristía con el fin de ir abriendo las puertas del corazón al Espíritu Santo. Esta visita se ha anunciado a través de todos los medios de una forma discreta, sin detalle, por miedo a la masificación en las calles. Sin embargo los periódicos sí han sacado incluso una columna específica dedicada sólo a las actividades del Papa en su visita al país.

P.- ¿Cuáles son los actos que se desarrollarán en los próximos días?
R.- El Papa ha llegado a Manila ayer y se ha dirigido directamente a descansar a la nunciatura. Hoy viernes tendrá ceremonia de bienvenida en el Palacio presidencial, con una visita al mismo, donde se encontrará con las autoridades y el cuerpo diplomático. Más tarde habrá Misa con el clero y los religiosos, en la catedral de la Inmaculada Concepción que es símbolo de la evangelización. Por la tarde, ya es el encuentro con las familias, en el Mall of Asia Arena. Este encuentro resaltará por sus numerosos testimonios en su mayoría de la pobreza y emigración, habrá intenciones y peticiones por todos los grupos familiares. Mañana sábado por la mañana parte de Manila hacía Tacloban para encontrarse con las víctimas y afectados por el tifón Haiyan, en noviembre de 2013. Se celebrará una Eucaristía, al lado del aeropuerto Internacional de Tacloban. El Santo Padre comerá con 30 sobrevivientes del tifón y de un anterior terremoto.
A continuación habrá en la catedral un encuentro con los religiosos que viven con el pueblo la tragedia del tifón. Regresará a Manila pronto por la falta de luz. Ya el domingo, visitará la Universidad Católica Santo Tomás, con 400 años de historia, donde se encontrará con líderes religiosos. Llegará también el tan esperado encuentro con los jóvenes, en el campo deportivo de la Universidad, con tres testimonios importantes: una joven de la calle que ahora es estudiante; el de un estudiante con falta de orientación y, el tercero, un muchacho que hizo voluntariado después del tifón.
Para finalizar con la Santa misa en el Riza Park, en Manila, el mismo lugar de la histórica de Juan Pablo II en 1985. Al anochecer habrá un “envío misionero” con el encenderse de las velas, como conclusión del viaje del Papa. El lunes 19 por la mañana habrá una Ceremonia de despedida en la base aérea de Villamor donde el Papa partirá hacia Roma.

P.- ¿Cómo llegó a ser misionero en Filipinas?
R.- Sacerdote de la Compañía de Jesús, y misionero, nací en 1948 y entré en el seminario de Orduña, Bilbao con 18 años. En el 51, ya de jesuita, me apunté como voluntario para China. Los comunistas nos echaron y nos fuimos a Manila. Allí estuve 27 años en un colegio con 4.000 alumnos. Ahora estoy en el Hospital General de Filipinas (PGH) donde llevo 18 años. Son 38 000 pacientes de caridad los que pasan por nuestro Hospital cada año. El Señor me dio una gracia muy grande, me hizo darme cuenta de cuánta gente vivía sin sentido, y yo quería llevarles a Jesús. Sentí la necesidad de llevar a los jóvenes más felicidad y ayudar a sus familias. Voy a dónde hay pobres del Señor. Con mi experiencia de fe puedo decir que es verdad que se recibe mucho más de lo que se da. Es verdad lo que dice el Señor a Pedro en el Evangelio: os pagaré esto y mucho más. Confieso que he recibido infinitamente más, en bendiciones, gracias, inspiraciones… Estoy agradecidísimo.