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Lunes, 16 febrero 2015 05:20

Purificación de la Iglesia de San José de Niamey, una de las iglesias atacadas en Níger

Mons. Michel Cartatéguy, arzobispo emérito de Niamey, procedía a la purificación de la Iglesia de San José, en el barrio de Saga, a las afueras de la capital de Níger, el domingo 8 de febrero. Rodeado del párroco, el padre Félix Lankoandé, del vicario, Flavien Lawali Idi, y del padre Jean Cross, junto a más de 150 fieles católicos de la parroquia, este obispo misionero llevaba a cabo el rito, de acuerdo a las disposiciones canónicas tras la profanación de una iglesia, de manera que la comunidad cristiana de Saga pueda reanudar sus actividades.

Esta Parroquia de San José es una de las seis iglesias de Niamey sometidas a pillaje, quemadas y profanas en los días 16 y 17 de enero pasados. Es además, la segunda parroquia, tras la de San Juan de Yantala, en ser purificada. Todavía son visibles las huellas de lo ocurrido. Aún no tiene puertas ni ventanas. En las paredes se pueden ver las manchas negras del humo.

La celebración del rito de purificación comenzaba a las 9 de la mañana, en el patio de la parroquia, con el saludo del arzobispo a la asamblea. Después, el párroco ha tomado la palabra para dar la bienvenida a todos y aclarar el significado de la celebración de este día. Tras esta intervención, Mons. Michel ha pedido al coro que entonara las letanías de los santos, para implorar su intercesión. Ha seguido la oración, la aspersión y la incensación de la iglesia por el arzobispo. Tras este rito de purificación, el presidente de la comunidad parroquial ha dicho: “Nuestra iglesia ahora está purificada. ¡Entremos en nuestra iglesia restaurada!”. La asamblea ha entrado entonces en el edificio en procesión y cantando.

Comentando las lecturas del día, Mons. Michel señalaba que “no es porque hubiésemos pecado por lo que la iglesia fue quemada. Dios mismo puede probar al justo, a fin de purificar su fe, como fue el caso de Job de la primera lectura”. Por ello, invitaba a la comunidad cristiana de Saga a superar los dolorosos acontecimientos y a perdonar “a los que nos ofenden”. En este sentido, pedía a todos los cristianos que fueran “positivos y que no dejaran que estos acontecimientos mancharan su fe”. En cada iglesia quemada, la comunidad pudo salvar al menos un objeto. “Señal de que Dios no nos ha abandonado”. Además recordó que lo sucedido, aunque doloroso, no debe impedir que los cristianos de la parroquia sigan adelante con sus obras de caridad y ayuda. Subrayó también que muchos musulmanes han dado su pésame a la comunidad cristiana de Níger.

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