Maroua-Mokolo es una diócesis del extremo norte de Camerún, una zona que se ha vuelto tristemente conocida porque en ella se suceden los ataques violentos y las masacres cometidas por los milicianos de Boko Haram, que cruzan la frontera de la cercana Nigeria. Es en esta tierra regada con sangre y dolor donde se acaba de inaugurar la “Casa del Encuentro entre Cristianos y Musulmanes”, por iniciativa de católicos, protestantes y musulmanes locales.

El padre Giuseppe Parietti es un sacerdote misionero italiano del PIME, el Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras. Con una larga vida misionera en Camerún, ahora lleva adelante la comisión diocesana de ecumenismo y de diálogo interreligioso. El padre Parietti cuenta en qué consiste este proyecto y cómo surgió.

La “Casa del Encuentro” está en el barrio Douggoy de Maroua. Tiene un gran salón, una sala de biblioteca y de documentación y dos locales de oficinas. Cada comunidad sostiene proporcionalmente los gastos de la casa. La idea es que, en breve, la “Casa” produzca un boletín de información, programas radiofónicos… y que acoja el mayor número posible de conferencias, seminarios e iniciativas de diálogo, además de los encuentros periódicos que ya se producen.

Quienes están al frente de esta iniciativa son tres personas: el padre Antonio Ayanz, misionero espiritano español e islamólogo, el pastor Samuel Heteck y el profesor Abdouraman Saïdou, nombrados, respectivamente, por el obispo de Maroua-Mokolo, por los responsables del consejo de las Iglesias protestantes de Camerún y por el jefe tradicional musulmán de Maroua.

“El diálogo interreligioso en nuestra región no es una novedad”, cuenta el padre Parietti, “porque desde hace años se han tejido buenas relaciones entre las diversas autoridades religiosas. Además está el diálogo de la vida, es decir, la convivencia pacífica entre las varias poblaciones de diversa fe. Ahora ha nacido algo más estructurado y duradero, sobre todo en este momento en el que Boko Haram de la vecina Nigeria se presenta como alternativa fácil al desempleo juvenil, reclutando centenares de jóvenes cameruneses. Para nosotros, por el contrario, es únicamente el conocimiento recíproco el que puede abrir las mentes al respeto del otro y favorecer el desarrollo”.

En octubre de 2013, el padre Antonio Ayanz escribió a la comisión de diálogo interreligioso para exponer la iniciativa de esta casa de encuentro en Maroua. Como motivos de esta idea decía: “Hoy en nuestra provincia de Diamare, en el norte de Camerún, coexisten las culturas, las religiones y las ideologías. Aunque los contactos son numerosos (en el colegio, en el trabajo, el mercado…), no siempre son tranquilos.

Como resulta evidente por la situación de nuestros vecinos nigerianos, la falta de respeto hacia los demás y la intolerancia llevan a la exclusión de los otros y al enfrentamiento. La tarea del cristiano y de la Iglesia, según Jesús, es la de construir el Reino de Dios, Reino de justicia y de paz, de amor y de reconciliación. Por eso, es urgente ir más allá de las fronteras que nos separan de los hombres y mujeres con quienes vivimos y avanzar hacia un mundo más fraterno”.

Y añadía: “Lo específico de esta casa de encuentro entre cristianos y musulmanes, es la de situar el encuentro en el ámbito del diálogo interreligioso. Solo el encuentro y el diálogo nos permiten desarmar el fanatismo que está en nosotros”.

En abril de 2014, la Asociación Camerunesa para el Diálogo Interreligioso organizó en Maroua un coloquio sobre el tema “Cristianos y Musulmanes juntos por la Paz”. Fue entonces cuando se propuso la “Casa del Encuentro”. La idea también tuvo eco en el Forum Interreligioso de Jóvenes de agosto de 2014, donde los 500 participantes pidieron la creación “de una plataforma regional de reflexión entre jóvenes para reforzar el diálogo”. Finalmente, el pasado enero, se encontraba una casa adecuada para este sueño de entendimiento, diálogo y respeto.