Archidiocesis de Madrid - 35 años apoyando al seminario de San José de Rutongo, manantial de vocaciones de la Iglesia en Ruanda

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Miércoles, 08 abril 2015 06:18

35 años apoyando al seminario de San José de Rutongo, manantial de vocaciones de la Iglesia en Ruanda

“La ayuda de la Obra de San Pedro Apóstol hace posible que el Seminario de San José de Rutongo lleve adelante su misión de formar futuros sacerdotes”, afirmaba hace unos días el rector de este seminario enclavado en las verdes colinas de Ruanda. Un seminario que acoge a 57 jóvenes y en el que ayudan, no todos a tiempo completo, cinco profesores. Este año la Obra de San Pedro Apóstol – una de las cuatro Obras Misionales Pontificias, cuya jornada celebra la Iglesia española el próximo 26 de abril - ha destinado 28.000 dólares para los gastos del día a día. Desde que se abriera este seminario allá por octubre de 1980, hace 35 años, siempre ha contado con el apoyo y la generosidad de los fieles católicos de todo el mundo con las “vocaciones nativas”, como se conoce a esta jornada de la Obra de San Pedro Apóstol.

Rutongo está a 10 kilómetros al norte de la capital de Ruanda, Kigali. La primera piedra de su parroquia la pusieron misioneros holandeses en 1956. Sesenta años después, la semilla que ellos plantaron ha dado sus frutos. La parroquia es pujante y el seminario es un manantial de vocaciones para toda la Iglesia de Ruanda. Por él han pasado varios de los obispos del país, como Mons. Antoine Kambanda, obispo de Kigungo, o Mons. Vincent Harolimana, obispo de Ruhengeri, y los demás – Ruanda tiene siete diócesis – o han sido formadores o párrocos en la misma localidad de Rutongo, como Mons. Célestin Hakizimana, Obispo de Gikongoro.

El de Rutongo es un seminario propedéutico, en el que los seminaristas siguen un curso de adaptación a sus próximos estudios de Filosofía y Teología y afianzan sus conocimientos de idiomas, francés e inglés, y, sobre todo, de su propia lengua, el kinyaruanda. Muchos vienen de seminarios menores de todo el país, pero, para ser admitidos, tienen que haber terminado su educación secundaria.

El día de San José, el pasado 19 de marzo, celebraron a su patrono y, dos días después, el sábado 21, organizaron una fiesta en su honor. Con la presencia del arzobispo de Kigali y sacerdotes vinculados al seminario, hubo canciones – incluso en latín -, poesía y el sonido de tambores. Un representante de los seminaristas agradeció la generosidad de quienes hacen posible con sus ayudas la existencia del seminario. El arzobispo, Mons. Thaddée Ntihinyurwa, les recordó que San José debe ser modelo para todo cristiano y, especialmente, para todo seminarista que orienta su vida a acoger la luz de Dios, y ha de ser, como él, obediente, silencioso, trabajador.

El rector del seminario aprovechó la ocasión para agradecer la ayuda de la Obra de San Pedro Apóstol, y recordó a los seminaristas la importancia de formarse humana e intelectualmente, pero sin perder de vista que tienen que convertirse en sacerdotes santos. Como decía San Pablo, sensatos para el bien e inmunes al mal.